'Sold out' en Benicàssim

Renovarse o morir. O al menos renovarse. El Festival Internacional de Benicàssim inaugura mañana su decimoquinta edición con el éxito de público asegurado desde hace varias semanas, pero con la incertidumbre de cuál será su horizonte artístico en el futuro. Hasta el próximo domingo desfilarán las bandas del momento, clásicos y un puñado de sugerentes promesas.

El paisaje ha cambiado notablemente desde que hace quince años los hermanos Morán instalaron la república 'indie' en el Velódromo de Benicàssim. Esa bendita inconsciencia fue creciendo hasta convertirse en el festival más popular del estado, compitiendo en la misma liga con los certámenes europeos de prestigio. Un goloso pastel que atrajo a David Eavis, organizador de Glastonbury, que ya es coorganizador del FIB, y cuya influencia aumentará el próximo año recogiendo el testigo de los Morán.

Los efectos de este relevo ya se han dejado notar. La fisonomía del FIB ha mutado notablemente. La mayoría de los asistentes serán ingleses, atraídos por la oferta de música, sol, playa y fiesta. De ahí que, por primera vez en la historia, los abonos y las entradas se esfumaran con una antelación asombrosa. El 'sold out' -todo vendido- es atronador.

La impronta de los nuevos 'rectores' no ha supuesto una revolución en la composición del cartel. La filosofía se mantiene? por el momento. Incluso se aprecia una presencia de bandas españolas más cuantiosa de lo habitual.

Los cuatro cabezas de cartel son inapelables. El jueves se sentará en el trono Oasis. Los hermanos Gallagher protagonizarán una comunión de masas, con sobredosis de 'union jacks'. Pasan los años, facturan discos aceptables o prescindibles, pero su capacidad de convocatoria permanece intacta. Pop para estadios, con revisitas a los éxitos que pintaron buena parte de las paredes del britpop. ¿Quién puede resistirse a 'Supersonic' o 'The Masterplan'?

El viernes, la supremacía recaerá en Kings of Leon, una de las sensaciones de la actualidad en los países anglosajones. El cuarteto de Tennessee ha cruzado la línea que separa lo 'indie' de lo masivo con su cuarto disco, 'Only by the night'. Han sido número uno en Australia, Reino Unido, Bélgica, Nueva Zelanda e Irlanda, amén de número dos en su país.

Una aceptación de la que gozan desde mucho antes Franz Ferdinand, los estandartes del sábado. Alex Kapranos y sus refinados compañeros -el 4 de diciembre estarán en el Príncipe Felipe- se han tornado en imprescindibles en cualquier festival del planeta. Tres álbumes en un lustro les bastan para amasar un repertorio efectivo y con continuos aldabonazos al público. El domingo está coronado por The Killers, sin duda la banda del año en lo que a repercusión se refiere. A la cuarta ha sido la vencida para el cuarteto de Las Vegas. 'Day and age' ha reventado pistas y ventas, con el emblemático y pinchadísimo corte 'Human' por bandera.

Estos cuatro árboles gigantes no deben ensombrecer el frondoso bosque del FIB. El menú es pantagruélico y variado. Uno de los titulares más gruesos es el regreso a la tierra prometida de Los Planetas. Los granadinos, que cocinan un disco para otoño, apenas se prodigan en los directos. Volver al escenario que ha presenciado algunos de sus triunfos más sonados tendrá un gran impacto emocional.

A buen seguro, J y compañía no se perderán la actuación de Television Personalities, por quienes nunca han disimulado su veneración. Un respeto que también colecciona Paul Weller, el 'mod-father', una apuesta a ganador. La nómina de clásicos la rematan Gang of Four y The Psychedelic Furs. Los grupos más en boga, carne de portada del NME, también tienen su cuota. Desde Glasvegas a The Horrors, pasando por Foals, White Lies, Mistery Jets, la polémica Lily Allen o Friendly Fires. Chispazos mezclados con una soberbia clase media (Calexico, Elbow, Pete Doherty, Giant Sand, Maximo Park, Peaches?).

Las carpas, pasto de los fibers más pisteros, estarán surtidas por una ferocísima nómina de DJ: 2 Many Dj's, Hell, Laurent Garnier, el incendiario Steve Aoki y Le Hammond Inferno.