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Los ídolos de una era 'postheroica'

Mueren prematuramente de forma trágica, dejando tras de sí una estela de talento artístico y una vida personal desordenada. Son los héroes de los nuevos mitos de la postmodernidad, personajes adorados por millones de personas a pesar de sus manifiestos defectos

JAMES DEAN
Los ídolos de una era 'postheroica'
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Hermosos, llenos de talento, populares... y excesivos hasta la muerte. En la antigüedad clásica creían que "los elegidos de los dioses mueren jóvenes" por el deseo de las divinidades de tenerlos junto a sí, pero en la modernidad esa prematura subida al Olimpo de la gloria perpetua parece más bien producto de una inadecuada adaptación social, de los excesos o de una incapacidad manifiesta para sobrellevar el éxito.

 

En el caso de Michael Jackson, no puede decirse con rigor que viviese rápido, muriese joven y dejase un bonito cadáver -máxima defendida por el también malogrado actor James Dean-, pero su figura es un paso más allá en lo que son los nuevos mitos. "Jackson es un tipo emblemático que representa como pocos la denominada postmodernidad. Reúne varias características: es un genio en términos artísticos, un pionero en términos políticos y encarna los sueños típicos de la postmodernidad", dice José Ángel Bergua, profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza.

 

A diferencia de la mayor parte de los artistas que cumplen los parámetros del ídolo social y han sido modelos de rebeldía juvenil -como el citado James Dean- o abanderados de causas políticas o sociales -como el cantante John Lennon-, Jackson "se inventa una lucha". "Como rey del pop y miembro de la comunidad afroamericana, podía haberse convertido en emblema de la luchas raciales, pero nunca cogió esa bandera", explica el profesor Bergua. "Frente a las conocidas luchas de géneros, interétnicas o sociopolíticas, él se inventa una 'lucha de edades', reivindica la infancia y se convierte él mismo es una especie de niño, en un tránsfuga de su edad. En eso es un pionero", agrega Bergua. Y señala que "encarna el mito de Peter Pan, típico del siglo XX, que es una crisis de la madurez".

 

También, como otros muchos de los iconos del siglo XX, representa la materialización del cuento de Cenicienta, del personaje que se labra un futuro pese a las dificultades familiares y supera los límites de su humilde origen, como la Norma Jean que convertida en rubia Marilyn llegó a codearse (y algo más) con el presidente Kennedy.

 

Pero incluso aquí Jackson dio otra vuelta de tuerca, según señala el profesor Bergua: "Jackson se construyó a sí mismo materialmente, a base de operaciones quirúrgicas. Él representa la emergencia de la ambigüedad frente a cualquier orden social, que se basa siempre en distinciones de sexo, de clase, etc. En las fotos de sus últimos años cuesta distinguir si es blanco o negro, hombre o mujer...".

Nada ejemplares

Al sociólogo no le sorprende, en cualquier caso, que figuras como Jackson -tan alejada de los héroes clásicos, que eran dechados de virtudes- sean ídolos en las sociedades actuales. Bergua aclara que "Perseo o Teseo eran figuras varoniles que encarnaban los más altos valores, pero desde el Renacimiento asistimos al ocaso definitivo e inevitable de esos héroes. Y la Revolución Francesa marca el ocaso de los héroes masculinos, porque por primera vez se puede quitar al hombre la patria potestad. El patriarcado es idealista, daba sociedades que necesitaban grandes ideales, frente al matriarcado, que es materialista".

 

Los nuevos héroes son personas a veces de comportamiento marginal (consumo de drogas, actitudes violentas o incívicas, discutible conducta sexual...) y cuyo deseo no es precisamente convertirse en modelo de nada, por mucho que sus fans puedan copiar sus actitudes. "Son héroes a su pesar", dice Bergua, que afirma que vivimos en una época "postmoderna y postheroica" cuyos frutos con a veces "héroes paródicos y lamentables". "Está más a la altura de los tiempos que corren Chikilicuatre que Perseo", sentencia el profesor.

Acaso el más parecido a Jackson en cuanto a éxito apabullante, degradación personal progresiva y fallecimiento en circunstancias poco claras que acabó de consagrarlo como mito sea Elvis Presley. Alguien a quien Jackson quiso acercarse. "Yo creo que Jackson quería vivir como un rey: llamó a sus hijos Príncipe Michael I y II, se casó con la hija de otro rey, el del rock (Lisa Presley), y luego lo proclamaron como rey a él. Pero el personaje se comió al sujeto de carne y hueso", concluye Bergua.