PINTURA

Albarracín inspira a los participantes en el curso de pintura de paisaje

La edición, que termina hoy, ha congregado a 75 pintores aficionados y profesionales de toda España con un "alto nivel de calidad".

Albarracín es nuevamente, desde esta semana, fuente de inspiración de 75 pintores aficionados y estudiantes que participan en un curso de pintura de paisaje. En cada rincón del casco urbano, en cada recodo del camino y en los claros de la ribera del Guadalaviar hay un artista dispuesto a inmortalizar una vista de este singular municipio turolense.


El curso, que, en su décimo tercera edición, se ha convertido en uno de los clásicos que se celebran en Albarracín, está organizado por la Fundación Santa María y dirigido por el profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, José María Rueda.


Esta convocatoria es una de las más multitudinarias, pero sobre todo, es, según señalaba el director, la que ha logrado aglutinar a un mayor número de estudiantes universitarios, procedentes, principalmente, de Madrid. "También hemos recibido alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Teruel o de Barcelona", precisaba José María Rueda. En cualquier caso, participa como siempre un nutrido grupo de aficionados, de amantes de la pintura de paisaje, que presentan, a juicio del profesor, "un nivel de calidad muy alto".


Si los últimos años, el desnudo en el paisaje era el tema principal de las clases prácticas y el que causó una gran expectación entre los participantes, en esta ocasión la estructura y la composición constituyen el eje central sobre el que versará el curso. Tanto su director como las profesoras Paloma Peláez y Lourdes Castro han seleccionado estos días los emplazamientos más adecuados para que cada artista capte a través de un rincón de la ciudad la idea básica de la materia de este año. Generalmente, se pretende potenciar las habilidades de la pintura al natural en tres tipos de escenarios, controlados en todo momento por los docentes. "Buscamos lugares en el pueblo y en los alrededores, con el fin de que se compagine campo y arquitectura", explicaba Rueda.


El curso se viene repitiendo, sin excepción, cada verano en Albarracín, porque, según el director del mismo, "es un conjunto, como pueblo y como ejemplo de conservación de patrimonio, de los más importantes de España". José María Rueda considera que, además de su interés social y patrimonial, la localidad presenta un gran atractivo en materia pictórica. "Albarracín es un pueblo cálido por su tonos, pero siempre, y en función de las variaciones del sol, está lleno de matices", explicaba el director. Agregó que sus estrechas callejuelas están repletas de sombras y formas peculiares. "Es un pueblo casi cubista; si Picasso o Braque lo hubieran conocido, seguro que se hubieran enamorado de él".


El curso de pintura de paisaje concluirá este fin de semana. Previamente, el sábado estará dedicado a una jornada de pintura libre. Los alumnos podrán optar a la sexta edición de las "Becas Albarracín" que la Fundación Santa María concede a dos de los mejores trabajos realizados durante estos días. Como colofón, las obras ejecutadas por los alumnos formarán parte de una muestra que se expondrá en la sala de Torre Blanca, un espacio concebido para albergar este tipo de manifestaciones artísticas.