MUSEOS

Una exposición reúne 11 colecciones privadas nunca vistas de fósiles marinos

Un centenar de restos de diversa procedencia se muestran en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza

¿Sabía que el "Sarcosuchus imperato", un cocodrilo que vivió hace 110 millones de años, tenía tanta fuerza en las mandíbulas que podía comerse un dinosaurio de su mismo tamaño? ¿O que el tiburón más grande que haya existido jamás, el "Carcharodon megalodon", medía 15 metros de largo y pesaba 47 toneladas? ¿O que los euriptéridos, grandes depredadores de los mares silúricos con aspecto de escorpiones gigantes, eran más altos que Pau Gasol?


La exposición "Tesoros fósiles del mundo. El agua" invita al visitante a viajar a través de los mares, ríos y lagos del pasado y a descubrir, gracias a los restos fósiles registrados en las rocas, las formas de vida en tiempos remotos. Una muestra científica, pero didáctica, que explica cómo estas formas de vida configuraron los ecosistemas actuales.


La muestra, instalada en el Centro Joaquín Roncal y organizada por los Amigos del Museo Palentológico de Zaragoza, con la colaboración de la Universidad, está conformada por un centenar de piezas cedidas para la ocasión por 11 coleccionistas privados. Dichas piezas, procedentes de lugares tan diversos como Estados Unidos, Marruecos, China, Rusia, Alemania, Brasil o Argentina, se reúnen por primera vez para ser expuestas al público. "Los coleccionistas suelen cederlas para investigar, pero no para montar exposiciones", explica Diana Ramón del Río, comisaria de la muestra.


El papel del agua en la vida


"Tesoros fósiles del mundo. El agua", que podrá verse hasta el próximo día 29 de mayo, se ha organizado con motivo de la Exposición Internacional, cuya temática es el agua. "Queremos enseñar cómo los fósiles atestiguan el papel del agua como fuente de vida en la tierra", según Ramón del Río.


La muestra está dividida en tres grandes áreas. En la primera de ellas, Aguas paleozoicas, el visitante puede conocer el proceso de explosión de la vida en el periodo Cámbrico, que dio lugar al nacimiento de formas complejas y diversas que poblaron las aguas. En este área están las vitrinas con los restos fósiles más antiguos, moluscos con concha y tentáculos, así como una gran pantalla táctil en la que se recrea un fondo marino de la época. "En él vivían los anomalocaris, artrópodos depredadores de medio metro de largo, así como los lobópodos o los equinodermos, antepasados de las estrellas y erizos de mar", explica Samuel Zamora, investigador de la Universidad de Zaragoza.


En la segunda sala, dedicada a las aguas mesozoicas, se explica cómo la vida consiguió mantenerse a pesar de la desaparición del 95% de las especies. En la era de los dinosaurios, los lagos y mares estaban poblados por criaturas mucho más feroces, como cocodrilos gigantes y reptiles marinos.


Entre los restos expuestos, destaca el de un ictiosaurio, un reptil marino con la apariencia de un delfín y un ejemplo claro, a juicio de Diana Ramón del Río, "de convergencia morfológica de las especies".


También en esta sala hay una pantalla gigante con un fondo marino jurásico, en el que puede verse, entre otros animales, una recreación del cocodrilo hallado en Ricla.


La tercera de las zonas expositivas está dedicada a las aguas cenozoicas, que presentan un mundo marino más parecido al actual. En tierra firme, el paisaje estaba dominado por mamíferos y en los mares había animales sorprendentemente grandes, como el "Carcharodon megalodon", un coloso de 15 metros de largo que deja en casi nada al tiburón blanco, especie actual de su misma familia que "solo" mide siete metros.