POR FIN LIBRES

"Tras la decapitación del rehén francés estuvieron a punto de matarles"

Exteriores se niega a valorar el comunicado de Al Qaeda que afirma que ha arrancado a España parte de sus demandas.

El Gobierno temió que todo su andamiaje diplomático y político para liberar a Albert Vilalta y Roque Pascual se viniera abajo entre el 22 y 24 de julio, cuando fracasó una operación francomauritana para liberar al rehén Michel Germaneau y los terroristas islamistas decapitaron al prisionero. El Ejecutivo vivió aquellos días "con muchísima tensión, con mucha preocupación", admitió ayer la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, una de las personas que trabajó en la 'cocina' de la operación para liberar a los dos catalanes y que fue la representante del Gobierno que recibió a los cooperantes en Burkina Faso.

Otro momento "duro", aunque distinto, fue el de comunicar a la familia de Albert Vilalta que estaba herido en la pierna por el tiroteo que se produjo en el transcurso de la captura el 29 de noviembre, comentó la secretaria de Estado. En definitiva, añadió, "la gestión ha sido muy difícil" con situaciones "muy complejas", aunque el Gobierno "nunca perdió la confianza y la esperanza" en conseguir la liberación de los secuestrados.

Rodríguez señaló que entre los que trabajaban en la liberación de los rehenes siempre reinó la convicción de que este final "iba a llegar", pese a que episodios como el de Germaneau hicieron temer que la célula que tenía en su poder a Vilalta y Pascual fuera a actuar de la misma manera. El rehén francés se encontraba en manos de un grupo capitaneado por Abdelhamid Abú Zeid, quien ya tenía en su prontuario el asesinato de otro secuestrado, el británico Edwin Deyer en mayo de 2009, mientras que los cooperantes españoles estaban en poder de Mokhtar Belmokhtar, menos radical que Abú Zeid.

La secretaria de Estado de Cooperación coincidió así con las declaraciones del intermediario de la operación, el mauritano Mustafa Ould Liman Chafi, quien también apuntó que tras la decapitación del ciudadano francés se vivieron momentos dramáticos en los que temió por los cooperantes. "Estuvieron a punto de matarles" y parecía que era "una causa perdida", explicó Chafi al respecto.

Rodríguez se negó a valorar además el comunicado de Al Qaeda del Magreb Islámico tras la liberación de Vilalta y Pascual, en el que sostienen que lograron "algunas de sus peticiones" para soltar a los prisioneros tras 268 días de cautiverio. "Una parte fundamental" de la estrategia de los terroristas, explicó la alto cargo de Exteriores, es conseguir que los estados entren en su "dinámica de chantaje y extorsión", y el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no va a entrar en esa espiral porque solo sería "propaganda para sus fines".

Caravanas humanitarias

Precisamente ayer, tras la liberación de los dos cooperantes, Soraya Rodríguez manifestó su creencia de que España debe mantener su cooperación con países del Sahel pero algunas actividades, como las caravanas solidarias, no se podrán seguir realizando ante "la amenaza de secuestro de occidentales".

El Gobierno va a recomendar que las caravanas solidarias no se hagan en zonas de riesgo y será Cooperación Española la que ponga a disposición de las ONG toda la infraestructura y el apoyo necesarios. "Con esto en ningún caso se quiere enjuiciar lo que se ha hecho hasta ahora, se ha hecho porque se podía, pero ahora estamos ante una nueva situación y tenemos que actuar en consecuencia", subrayó.

Rodríguez afirmó que la cooperación española tiene una presencia muy importante en África occidental y "la seguirá teniendo", pero "hay determinadas actividades solidarias que desde luego no se van a poder seguir realizando en los próximos años".

Por su parte, la ONG Barcelona Acció Solidaria empezó ya a preparar la próxima caravana humanitaria, que sufrirá una sustancial modificación de su recorrido en aras de la seguridad. Por ahora, hay varias alternativas, siempre con el objetivo común de buscar la ruta más segura, por lo que una de las opciones que se baraja, si bien no es la única, es dividir la caravana para que una parte vaya por carretera y otra en barco para evitar Mauritania, donde se produjo el secuestro.

El presidente de la ONG, Josep Carbonell, destacó que ahora no pueden dejar de impulsar la caravana. "Esto no es un juego. Llevamos el material puerta a puerta y no podemos dejar colgada a esta gente, a la que llevamos ayuda sanitaria, hospitalaria y agrícola". Defendió que los convoyes son "la mejor manera de asegurar que el material que se lleva llega a su destino".