Tercer Milenio

En colaboración con ITA

SECUESTRO DEL 'ALAKRANA'

Dos piratas náufragos en la cárcel de Soto del Real

Apenas hace dos meses que llegaron a España y nadie se acuerda ya de ellos. Su fama fue tan efímera como la de un participante de un 'reality show'. Dicen que los dos somalíes empiezan a sentirse como 'juguetes rotos' y que comienzan a ser conscientes de que nunca hay que fiarse de la palabra de un pirata, aunque fuera un amigo del alma el que les prometiera que pronto volverían a casa y que tendrían parte del botín del 'Alakrana'. Abdu Willy y Raagegeesey son dos piratas náufragos en las procelosas aguas de la cárcel madrileña de Soto del Real y de un sistema judicial que ahora, con los marineros a salvo, no está dispuesto a hacer excepciones ni a pisar el acelerador para un juicio exprés.

Desde que el 17 de noviembre el 'Alakrana' fuera liberado tras el pago de un jugoso rescate, todo han sido malas noticias para el 'niño pirata', de 19 años, y Machote, de 31. Quizás el reencuentro de ambos a mediados de noviembre en Soto, tras el traslado de Abdu Willy desde Alcalá Meco, será la única buena nueva que reciban en mucho, mucho tiempo.

Precisamente es el paso del tiempo lo que peor llevan los dos piratas, según responsables penitenciarios. Ninguno de los dos, que comparten celda, se ha integrado demasiado bien en la vida carcelaria. En 60 días no han participado en un solo programa o taller. Su vida se limita a las comidas, la obligatoria limpieza de la celda, unas horas de una televisión que no entienden, las partidas de cartas con presos musulmanes, y los paseos, casi siempre en soledad, por el patio. Los libros no son un gran consuelo: apenas saben leer y, desde luego, no en castellano o inglés.

Abdu Willy, algo más extrovertido, todavía hace algo por relacionarse con otros internos, pero Raagegeesey pasa las horas con la única compañía de su compañero somalí y del único interno que parece haber hecho amistad con ambos, un camerunés, que les hace las veces de intérprete, o algo parecido, en el módulo 4, donde no hay ningún otro preso somalí.

El 'niño pirata' se atreve ya con algunas expresiones muy básicas en castellano, pero Machote ni eso. Se comunican de forma muy rudimentaria con algunos presos magrebíes usando palabras de árabe que conocen del Corán, pero poco más. Quizás algún vocablo suelto en inglés.

Los presos más desubicados

Dicen los funcionarios que es probable que sean los presos más desubicados de todo Soto del Real. Se trata de un título difícil de ganar, pues en ese penal hay casi 1.900 internos de 75 nacionalidades.

Su situación económica, desde luego, no ayuda a convertirse en los más populares. En dos meses no han recibido un solo céntimo en el peculio, la caja a la que familiares y amigos aportan dinero para que el recluso pueda comprarse algún capricho en el economato de la prisión, tales como refrescos, galletas, algo de ropa o tabaco. Sin un euro los piratas tiene muy difícil mantener en Soto sus dos mayores pasiones carcelarias: la Coca-Cola y el tabaco.