Hoy se decide entre continuidad y cambio

Las quintas generales en ocho años decidirán entre supervivencia o cambio, si sigue el ‘bibloquismo’ y si sortea el bloqueo.

Los candidatos a las elecciones del 23-J
Los candidatos a las elecciones del 23-J
Heraldo.es

Estas elecciones se dibujan bajo una feroz polarización entre el PSOE y el PP y, por extensión, entre las izquierdas y las derechas divididas en el ‘bibloquismo’ que tironea del bipartidismo hacia los extremos. Esa instantánea es la de las papeletas, urnas y cabinas acompañadas de ventiladores y cargamentos de agua para aliviar en los 22.000 colegios electorales los rigores de un 23 de julio muy recalentado por la canícula.

Las quintas legislativas en menos de ocho años determinarán si a Pedro Sánchez le queda gasolina en aquel Peugeot 407 -tan real como metafórico- con el que se recorrió España en su determinación de recuperar la secretaría general del PSOE para dar la campanada este 23-J y conservar opciones de retener el poder. O si, como pareció preludiar el vuelco territorial del 28 de mayo y han venido pronosticando la gran mayoría de las encuestas, Alberto Núñez Feijóo logrará su objetivo de consumar con éxito el salto del Palacio de Monte Pío a la Moncloa año y medio después de haber sido ungido para rescatar al PP del cisma que estuvo a punto de devastarlo. Los dos, Sánchez y Feijóo, se juegan el todo por el todo: salvo bloqueo y repetición electoral.

Del tirón final de uno y otro, en unas elecciones donde la participación será clave con récord de 2,6 millones de sufragios por correo, pende que el país conceda otra oportunidad al ‘sanchismo’ o que opte por derogarlo con un cambio de carril cuyo alcance y profundidad se medirá, si gana el PP, por el grado de supeditación de Feijóo -ninguno, un pacto de investidura o asientos en el Consejo de Ministros- con respecto al Vox del que pretende desasirse. 

La derecha radical ambiciona ‘hacer un Podemos’: ser decisiva para formar Gobierno, como los morados en 2019, aun perdiendo electorado. Enfrente, pugnando contra las redes pelágicas del bipartidismo y por esa codiciada tercera plaza con los de Abascal que puede garantizar un puñado de valiosos escaños, Yolanda Díaz compite consigo misma; con las expectativas de una candidatura de aluvión a la izquierda del PSOE que podría quedarse lejos de las marcas alcanzadas en su día por "la nave nodriza" de Pablo Iglesias.

PSOE, el destino ligado al líder

Pedro Sánchez aprovechó este sábado los retratos de circunstancias de los candidatos el día de reflexión para difundir algo parecido a un estado de ánimo: un vídeo suyo en bicicleta de montaña a toda velocidad. El aspirante a la reelección precipitó las generales a las doce horas del 28-M para cortocircuitar el empuje de un PP muy venido arriba, y lo hizo aferrado a dos cifras: que pese al descalabrado mapa territorial, el PSOE solo había perdido 400.000 papeletas mientras que la dispersión de siglas a su izquierda había enviado al sumidero 300.000. 

Aupados sobre la leyenda del superviviente de su líder, los socialistas han pasado del ‘hay partido’ a la euforia -amparados en sondeos alternativos y en la convicción de que su electorado ha despertado del adormecimiento del 28-M- sobre sus opciones de impedir un Gobierno "‘trumpista’" de las derechas. 

De atender a las intenciones de voto publicadas y en el escenario menos benévolo para Feijóo, Sánchez necesitaría volver a concitar a todas las fuerzas de la investidura con la sombra del bloqueo -el ‘quid pro quo’ de Junts y la CUP es un referéndum en Cataluña- como telón de fondo.

PP y las provincias pequeñas

Lo único en lo que vienen a coincidir los partidos en estas horas de tensión contenida es que unos pocos miles de votos pueden remover escaños en graneros como Cataluña o Andalucía, pero que son las provincias pequeñas -las de cuatro o cinco diputados- las que pueden acabar cristalizando o frustrando expectativas. 

En su sondeo de hace una semana para este periódico, GAD3 identificaba como puntos especialmente sensibles en el pulso bipartito Burgos, León, La Rioja, Lugo, Orense, Cáceres, Albacete y Ciudad Real; es decir, allí donde el PP aspira a dar el salto a costa del PSOE y de Vox. Los populares, que se dicen tan "tranquilos" sobre su victoria como cautos acerca de su holgura - "Superar los 150 escaños sería un grandísimo resultado"-, cifran en torno al millón los votos que habrían pescado del PSOE y sueñan con que los socialistas acaben ahogados entre su tirón y un Vox erosionado pero no vaciado.

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