Sánchez se sale de su carril y se muestra a la defensiva en su cara a cara con Núñez Feijóo

El jefe del Ejecutivo creía haber arrasado en los debates con Feijóo en el Senado e iba preparado para mostrar un registro para el que no encontró hueco.

Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Agencias

Saber qué es lo que pretendía Pedro Sánchez con el debate de este lunes es fundamental para entender hasta qué punto Alberto Núñez Feijóo logró romperle los esquemas. El presidente del Gobierno llevaba desde la precampaña tratando de taponar el agujero por el que se le están escapando en torno a medio millón de los votantes que le dieron su apoyo en 2019 (un 8%), según el sondeo de GAD 3 publicado por este periódico o incluso más 600.000, según el estudio preelectoral del CIS. Su estrategia implicaba, como primera medida, desmontar la caricatura que sostiene que ha hecho de él la oposición bajo la etiqueta del 'sanchismo'. Y uno de los rasgos predominantes de ese personaje en el que se ha (o le han) convertido es la soberbia.

En las entrevistas que en las últimas semanas había utilizado casi como calentamiento para el cara a cara con Feijóo -fundamentalmente las que tuvo con Carlos Alsina en Onda Cero, Pablo Motos en Antena 3 y Ana Rosa Quintana en Telecinco- el presidente del Gobierno había logrado imponer un tono tranquilo y pedagógico sobre el porqué de sus decisiones más controvertidas. Y algo similar se proponía hacer este lunes.

Sánchez estaba convencido de haber arrasado en todos los 'cara a cara' que había mantenido hasta ahora con Feijóo en el Senado desde aquel en el que le taladró con la ya famosa coletilla "¿insolvencia o mala fe?". Pero también sabía que el tono que había empleado en esos rifirrafes se podía volver esta vez en su contra. Y, de hecho, su equipo se encargó de trasladar la víspera que acudía a la cita con humildad, consciente enfrentarse a un peso pesado. Pero nunca creyeron que tanto.

El líder de la oposición con el que se topó no fue el del Senado. Logró sacar de su carril al jefe del Ejecutivo y lo obligó a ponerse a la defensiva. La prueba de que su capacidad de encaje se vio afectada fue que, aunque de modo encriptado, acabara pulsando el botón nuclear: sacar a relucir la vieja relación de Feijóo con el narco Marcial Dorado.

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