La multa de 500 euros de la DGT por llevar este objeto en el coche

Los agentes del orden vial normalmente suelen ser dialogantes en cuestiones menores, pero cuando hallan una falta clara o una irregularidad intencional deben aplicar la ley y ceñirse a lo que diga el código de circulación o poner la correspondiente sanción.

Un agente poniendo una multa
Un agente poniendo una multa
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Comportarse de manera responsable al volante es una actitud que tiene muchos matices, y no vale cumplir solo alguna de las partes: olvidarse de asuntos esenciales puede ser causa de accidentes, sustos severos o, directamente, multas si te pillan ‘in fraganti’. Y aunque los agentes del orden vial suelen ser dialogantes en cuestiones menores, cuando hallan una falta clara o una irregularidad intencional deben aplicar la ley y ceñirse a lo que diga el código de circulación.

Tener instalado un detector de radares es una práctica irregular y prohibida desde hace mucho tiempo. Según aclaran las normas de circulación, su uso implica que la prevención tiene como único fin esquivar las sanciones por exceso de velocidad. Estos aparatos son capaces de detectar en tiempo real todos los radares que emplea la DGT, tanto los fijos como los móviles o los menos frecuentes, los de tramo, que suelen estar en puntos estratégicos del espacio urbano.

Sanción para los infractores

El aparato alerta al conductor, que reduce la velocidad para entrar en el límite marcado por la norma cuando pasa junto al radar correspondiente. Después de la última reforma del código de circulación, la multa por llevarlo instalado (incluso si no está activado en el momento en que un agente haga que el vehículo investigado se detenga) la sanción es de 500 euros y 3 puntos menos en el carnet de conducir.

La lógica, aunque frustrante para muchos conductores, es clara en este sentido. Si se lleva el detector es que hay una intención de romper los límites velocidad. Hay que recordar, además, que la localización de los radares es pública. El aparato simplemente evita la consulta previa y hace más cómoda la conducción sin preocuparse de respetar los límites de velocidad.

En el mercado hay otro aparato que lleva esa intención infractora a un punto extremo: el inhibidor de radares, que anula el funcionamiento de estos aparatos de control y convierte al vehículo infractor en ‘invisible’ para ellos. Si un agente descubre este aparato instalado en el vehículo, la sanción es de 6 puntos menos en el carnet y 6.000 euros de multa.

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