España es un grado más cálida y un 3% menos lluviosa que hace 50 años

La ministra Teresa Ribera asegura que el calentamiento en nuestro país registra un ritmo acelerado, lo que agrava el riesgo de incendios.

Pantano en Aragón, durante un episodio de sequía..
Pantano en Aragón, durante un episodio de sequía..
Oliver Duch

El calentamiento se acelera en España. El primer semestre de 2020 ya se encuentra entre los dos más calurosos desde que existen registros en la historia del país. "El primero o el segundo", según la Agencia Española de Meteorología (Aemet). Así se desprende de los pronósticos de este organismo, que presentó el primer informe anual del Estado del Clima en España 2019. A la luz del estudio, el incremento de la temperatura por década en España es de 0,3 grados desde los años 60, un calentamiento que sucede más en el verano que en el resto de estaciones. Esta elevación hay que interpretarla con cautela. De ser cierta arrojaría un aumento de la temperatura de 1,7 grados, una cifra que puede inducir a interpretaciones sesgadas, dado que los setenta fueron años muy fríos y la década actual muy cálida. Por añadidura, la subida es levemente superior a la detectada para el conjunto de los continentes en el período comprendido entre 1850 y 2012.

El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, destacó que ocho de los diez años más cálidos han ocurrido en este siglo. Además, cinco de los seis años más acalorados se han producido en la última década. El año 2019 fue el sexto más cálido en todo el siglo XXI e incluso desde 1965, hasta el punto de que se registraron tres olas de calor en verano (una de ellas en junio). La más intensa fue la habida del 26 de junio al 1 de julio. Un fenómeno del que existen pocos procedentes, ya que la mayoría de los picos vienen sucediéndose en julio y agosto. En junio del año pasado se superaron, en cambio, los 43 grados en lugares del nordeste peninsular y se sobrepasaron numerosos récords absolutos de temperatura máxima anual. La media el año pasado alcanzó los 15,9 grados, un valor que supera en 0,8ºC los registros normales desde hace 50 años.

Las evidencias y consecuencias de la emergencia climática sobresalen de manera "muy visibles" en este informe, cuyos datos confirman que "el calentamiento no solo no cesa, sino que se acelera a gran velocidad", sostuvo la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. La ministra argumentó que la subida de las temperaturas agrava la vulnerabilidad de los bosques y el riesgo de incendios.

El informe apunta que la precipitación media anual ha experimentado un moderado descenso en los últimos 50 años. Se ha producido una disminución de 18,5 litros por metro cuadrado de la década de los sesenta a la actual. "Esto viene a representar entre un 2,5% y un 3%, que no es mucho, pero afecta a las plantas, que tienen menor disponibilidad de agua debido a que el aumento de temperaturas hace crecer la evaporación en los suelos", adujo Rubén del Campo.

Pese a lo elevado de las temperaturas, también azotó el frío y en enero hubo dos olas gélidas que hicieron que el termómetro marcara los 11 grados bajo cero en las zonas tradicionalmente más ateridas de España.

Efecto invernadero

El informe aporta datos relativos a la concentración en la atmósfera de los gases causantes del efecto invernadero como consecuencia de las actividades humanas. Si bien en 2018 los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron los niveles más altos desde que hay registros a escala global, en abril de 2019, el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña registró una concentración de CO2 media diaria de 415 ppm, un valor sin precedentes desde que el ser humano habita la Tierra.

A escala mundial, 2019 terminó como el segundo año más cálido, tan solo superado por 2016. El último decenio, 2010-2019, ha sido el más caluroso desde que hay estadísticas. No en balde, desde los años ochenta, cada década es más agobiante que la precedente.

De su lado, el nivel del mar ha acelerado su incremento. Por añadidura, la extensión del hielo marino del Ártico en 2019 estuvo por debajo de la media siguiendo la senda iniciada en los años 80, en la que cada década ha tenido una superficie helada menor a la anterior. La extensión de la cobertura de nieve en el hemisferio norte estuvo el año pasado cerca del promedio, pero en las últimas décadas se ha reducido de forma significativa, sobre todo en primavera.

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