elecciones 28-a

Diccionario para no tragarse los bulos electorales

Quince palabras esenciales para comprender la amenaza que suponen las noticias falsas.

Las 'fake news' se han convertido en una de las mayores amenazas en campaña.
Las 'fake news' se han convertido en una de las mayores amenazas en campaña.
Vocento

Palabras como bulo político, ‘fake news’, ‘bots’ o desinformación han entrado de lleno en el vocabulario de esta campaña, en la que se teme que los expertos en desinformación traten de actuar. Estos son algunos de los términos clave:

Ambigüedad. El objetivo es jugar con las medias verdades. Cuantos más sean los datos reales que ofrece, más fácil será ocultar los falsos.

Bot. Programa informático que imita el comportamiento humano y comparte contenido en redes sociales. Un estudio del MIT en EE. UU. estableció que los bots contribuyen a la difusión de los bulos pero no son los únicos culpables, las personas son imprescindibles en el proceso.

Cuentas falsas. Los perfiles falsos en redes sociales esconden a muchos productores de bulos. Durante la campaña electoral del ‘brexit’, 416 cuentas falsas llegaron a difundir 3.648 tuits con bulos, según la Universidad de Edimburgo.

Desinformación. Es un término que también se refiere a los bulos y a la creación de contenido informativo falso y su divulgación deliberada. En España se utiliza frecuentemente como sinónimo de ‘fake news’ o noticia falsa.

Eco. La ‘cámara de eco’ define el fenómeno por el que nos creemos y buscamos la opinión de aquellos que piensan lo mismo que nosotros. Compartimos en grupos de redes sociales afines a nosotros para reforzar nuestro ego, por lo que evitamos informaciones contrarias al pensamiento de esos grupos.

Google y Facebook y Whatsapp. Las grandes plataformas tecnológicas ofrecen directamente información en función de los enlaces que hayamos clicado en ocasiones anteriores. Recibimos siempre el mismo tipo de contenidos sin diferencia de puntos de vista que nos ayuden a dudar de los contenidos.

Hechos alternativos. Cuando a una consejera de Donald Trump se le presentaron evidencias para negar que la investidura del presidente había sido la más multitudinaria, ella respondió con el término «hechos alternativos» para justificar una mentira.

Kremlin. La intervención de Rusia en forma de campañas de desinformación ha sido ampliamente estudiada como ejemplo de guerra de la información.

Cataluña. El 1-O se ha convertido en uno de los grandes referentes en Europa a la hora de hablar de bulos. En aquellos días se difundieron, por ejemplo, imágenes de un niño sangrando por una carga policial que realmente se correspondían a unos incidentes de 2012 en Madrid.

Odio. Las noticias falsas son a menudo utilizadas para fomentar discursos de odio. Los ‘haters’ –‘hate’ significa odio en inglés– son los profesionales del insulto.

Posverdad. Los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Incluso cuando nos dan datos reales, los vemos manipulados si no confirman mi verdad.

Aggregated IQ. Es una empresa que junto a Cambridge Analytica ha protagonizado investigaciones por el empleo de datos personales extraídos de redes sociales para influir en campañas por medio de bulos.

Sesgo de confirmación. Solemos creer aquellas informaciones que confirman nuestros puntos de vista y opiniones y desechar las contrarias. Solo hay que preguntarse lo difícil que es convencer a un votante de izquierdas para que se decida por la derecha o viceversa.

URL. Siglas de ‘uniform resource locator, o la dirección web que escribimos en el navegador. Los productores de bulos imitan las URL de medios reconocidos para dar un aire de credibilidad a sus falsedades.

Yo. El impulso por ser el primero en difundir un bulo sin contrastarlo hace que muchas personas se conviertan en cómplices involuntarios de los desinformadores.

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