Por
  • Francisco Goyanes

B/N

Imagen de presentación del NO-DO
Imagen de presentación del NO-DO
Heraldo.es

Dos de las películas más alabadas últimamente por la crítica están rodadas en blanco y negro: la polaca ‘Cold War’ de Pawel Pawlikovsky y la mexicana ‘Roma’ de Alfonso Cuarón, ambas hermosísimos ejercicios de memoria histórica, el primero sobre la Europa bajo el telón de acero y el segundo sobre la Ciudad de México de los años 70. Si no las han visto, no dejen de hacerlo. Su cuidada fotografía y esmerada producción consiguen transmitirnos la emoción que solo provocan las auténticas obras de arte. Polonia y México, como España, vivieron años de plomo, tiempos grises que marcaron a muchas de sus generaciones.

Recordamos olores, sensaciones, sonidos, pero rara vez colores. Almacenamos imágenes en diferentes tonos y texturas de gris, satinadas o mates, planas o rugosas. Imágenes borrosas, pero afortunadamente llenas de contrastes y sugerencias. Al menos eso me pasa a mí y a muchas de mis amistades, que ya vamos teniendo una edad. Los científicos no logran aclarar del todo si soñamos en color o en escala de grises. Al parecer las personas mayores de 60 años, que durante su niñez vieron mucha televisión y cine en blanco y negro, tienden a soñar –y a recordar– de manera incolora.

Si algo caracteriza a la sociedad española es su riqueza de colores, su gran pluralidad y diversidad, por más que algunos jóvenes con responsabilidades políticas se empeñen en parecerse a imágenes recortadas del NO-DO. Posiblemente, lector, no sepas a qué me refiero. Mejor: sueñas y piensas en color.

Francisco Goyanes es director de Librería Cálamo