Las palabras

Al Gobierno de Sánchez las palabras se le enredan en un lío de propuestas y rectificaciones.
Al Gobierno de Sánchez las palabras se le enredan en un lío de propuestas y rectificaciones.

No debería la vicepresidenta Carmen Calvo infravalorar el poder de las palabras. Mantiene, en referencia a las explícitas llamadas de los independentistas a vulnerar la ley, que con las palabras no se delinque. Pero con ellas se puede incitar al odio o, por el contrario, aplacar a una multitud enfurecida. Como recuerda un amigo muy sabio, «los filósofos y juristas hablan de palabras performativas, es decir, que tienen la virtud de poner en acto las cosas». Queda usted arrestado, o le declaro inocente de los cargos. Las palabras vienen al rescate cuando hay que rectificar, enmendar o matizar, y esto es algo que viene haciendo a menudo la vicepresidenta. Por ejemplo, cuando el presidente Sánchez dijo que acabaría con los aforamientos, y hubo de puntualizarse luego que lo que iba a intentarse es una restricción de los incluidos en esa categoría y ni siquiera en todos los supuestos. Claro que a veces ocurre que ni la fuerza de las palabras enmienda el entuerto, como pasó con la tesis presidencial. Sánchez aseguró que estaba publicada en el sistema Teseo, pero en realidad estaba registrada, lo que marca una gran diferencia... y constata el poder de las palabras.