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Riberas vivas

Crecida del Ebro.
Crecida del Ebro.
Guillermo Mestre

La riada ha anegado alrededor de 15.000 hectáreas de cultivo y granjas, además de afectar a varias infraestructuras, según las primeras estimaciones. Los principales daños se registran en los cereales de invierno, la alfalfa, la cebada y el trigo. Aunque la mayoría de estos cultivos se encuentran asegurados, es preciso que las administraciones se movilicen ya para ayudar a reparar las pérdidas y para pensar en cómo mejorar el operativo de prevención para que futuras avenidas tengan un impacto menor.

Ahora toca, primero, atender las necesidades inmediatas y, después, pensar en cómo ayudar a los habitantes de las riberas a recuperar sus vidas. El presidente de Aragón, Javier Lambán, tendrá ocasión mañana mismo de plantearle esta situación de emergencia a Mariano Rajoy en la Moncloa. Ambos gobiernos, cada uno según sus competencias, deben poner en marcha las medidas necesarias para hacer frente a las graves consecuencias del temporal de lluvias. Por una parte, ayudas directas a los agricultores, ganaderos y ayuntamientos afectados. Es preciso garantizar la viabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas, de modo que puedan continuar realizando su actividad en las mejores condiciones posibles. Por otra, un acelerón inversor, a través de los presupuestos del Estado que aún deben ser aprobados, para concluir cuanto antes la autovía A-23, que ahora está cortada en Monrepós.