, con quien mantenía una excelente relación y al que defendía como motor de la transición y freno a los golpistas el 23-F.
, aunque pronto se trasladó a Madrid con su familia.
Militante de las Juventudes Socialistas desde 1928, tras la unificación de esta organización con las Juventudes Comunistas, en abril de 1936, fue elegido secretario general de la nueva formación.
En julio de 1936 se afilió al Partido Comunista (PCE).
A pesar de su juventud, tuvo un
papel destacado en la vida política de Madrid tras el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, a la vez que escalaba puestos en el Partido.
Como delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid, desde el 6 de noviembre de 1936, le han responsabilizado de la
matanza de militares sublevados en Paracuellos (Madrid) del 7 y 8 de ese mes, aunque Carrillo siempre ha defendido que
fue obra de descontrolados.
En febrero de
1939 cruzó la frontera francesa y
comenzó un exilio de 38 años, que le llevó a la
Unión Soviética,
EE.UU.,
Argentina,
México y
Argelia, hasta que fijó su residencia en
París.
'Delfín' de Dolores Ibárruri, '
La Pasionaria' desde 1946, en el VI Congreso del PCE (
1960) en el que ésta fue elegida presidenta,
Carrillo fue elegido secretario general, cargo que ocupó hasta 1982.
Fue
partidario de la independencia política respecto a la URSS, postura que afianzó tras la invasión de Checoslovaquia en 1968, y defendió la autonomía de los países europeos para buscar su propio camino hacia el socialismo, que desembocó en el '
Eurocomunismo'.
Para España, desde 1956 propició una "
política de reconciliación nacional", apoyando un pacto de todas las fuerzas "antifranquistas". En 1974 creó, con Rafael Calvo Serer, la Junta Democrática.
Tras la muerte del dictador, usó distintas fórmulas de presión para
conseguir la legalización del PCE, como la convocatoria de una rueda de prensa en Madrid el
10 de diciembre de 1976, que provocó su
detención, el día 22 de ese mes, llevando una peluca que le haría famoso en toda España.
Fue
elegido diputado en los primeros comicios democráticos de
junio de 1977 y como representante comunista participó en los "
pactos de la Moncloa".
Reelegido diputado en 1979, en esta Legislatura vivió el
golpe de Estado del 23-F y fue uno de los tres políticos, junto al presidente del Gobierno, Adolfo Suárez y al vicepresidente, general Gutiérrez Mellado, que
permaneció en su escaño, desobedeciendo las órdenes del coronel Tejero.
Tras una grave crisis interna, acentuada por la derrota sufrida en las generales de octubre de
1982, el 6 de noviembre de ese año
presentó su dimisión con secretario general del PCE.
En 1985 se separó definitivamente del mismo y creó un nuevo grupo político,
Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con el que acudió a las elecciones de
1986, aunque
no obtuvo escaño.
Después de largas negociaciones, el 27 de octubre de
1991 firmó el ingreso de los miembros de esa formación en el PSOE, como una corriente interna bajo el nombre de 'Unidad de Izquierda', aunque
él quedó fuera, al considerar que "su larga historia de dirigente comunista le da autoridad moral para sostener la posición de sus camaradas, pero le inhabilita para desempeñar cualquier papel protagonista".
Desde entonces, se dedica a
escribir libros y artículos en los medios de comunicación y a dar
conferencias y participar en
tertulias radiofónicas, ya que se considera jubilado de militancia, pero no del mundo de la política.
Ha recibido numerosos reconocimientos por su actuación durante la transición, sobre todo a partir de 2005, fecha de su noventa cumpleaños, como la cena homenaje, ofrecida el 16 de marzo, a la que asistieron destacadas personalidades, entre ellas el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero.
El 20 de octubre de ese año fue investido
Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid, aunque el acto se vio
boicoteado por jóvenes de extrema derecha.
El 17 de enero de
2008 fue galardonado por la Fundación Sabino Arana, por "su contribución en el restablecimiento de la democracia" en España tras la dictadura de Franco. En diciembre de 2008 le fue concedida la
Medalla al Mérito del Trabajo.
Al margen de la política,
Carrillo se considera periodista, profesión que comenzó a ejercer a los 16 años, como redactor de 'El Socialista'. En abril del 1994 fue elegido miembro de honor de la Agrupación de Periodistas de la UGT y en junio de
2005 fue
homenajeado por la Asociación de la Prensa de Madrid.
Autor de numerosos libros, en 1993 presentó sus 'Memorias' y diez años después publicó 'La memoria en retazos'. En 2008 publicó 'La crispación en España. De la Guerra Civil a nuestros días' y 'Dolores Ibárruri. Pasionaria, una fuerza de la naturaleza'. El 6 de abril de 2010 presentó 'Los viejos camaradas'.
El 18 de enero 2011, día en el que cumplía 96 años, presentó un nuevo libro 'La difícil reconciliación de los españoles'. El exsecretario general del PCE
lamentó la "mentalidad medieval" que aún tiene la Iglesia española.
Un mes después participó en los actos de recuerdo del 23-F, al cumplirse el treinta aniversario de la intentona golpista.
Era un
habitual de las páginas de opinión de El País y participaba semanalmente en una tertulia política
en el programa 'La ventana' de la cadena SER.
En abril de
2009 se presentó en el
Festival de Cine de Málaga un documental sobre su vida, titulado 'Últimos testigos: Fraga Iribarne y Carrillo, comunista', dirigido por Manuel Martín.
En
2008 pasó por el
hospital en dos ocasiones por problemas cardiacos leves, en octubre de
2011 estuvo
dos días ingresado por una infección urinaria y el 19 de abril de
2012 fue
intervenido de apendicitis y permaneció hospitalizado hasta el 4 de mayo. De nuevo, el 17 julio, y por espacio de dos días, estuvo ingresado en un hospital de Madrid a causa de un
problema de riego sanguíneo.
Estaba
casado con Carmen Menéndez y tenía
tres hijos: Santiago, Jorge y José. Este último fue elegido rector de la Universidad Complutense en abril de 2011.