Los accidentes por animales se disparan sin que las administraciones pongan remedio

El 2016 finalizó con más de 1.200 siniestros de este tipo en las vías de Soria, frente a los 950 del año anterior.

Fotografía de archivo de un corzo atropellado en una cuneta
Fotografía de archivo de un corzo atropellado en una cuneta
HERALDO

El peligro va en aumento. La accidentalidad ocasionada por animales alcanza cifras históricas. Nunca antes había tenido semejante incidencia, lo que coloca una vez más a la provincia a la cabeza de esta problemática en todo el país. Año que termina, año que empeora los datos del anterior sin que las administraciones competentes pongan remedio al asunto o al menos de la manera que es necesaria. Sus intentos por aminorar los efectos de la presencia de fauna en la calzada resultan a todas luces insuficientes, con una cabaña disparada y unas carreteras que soportan de media más de tres sucesos de estas características al día, según ponen de manifiesto los propios datos de la Jefatura Provincial de Tráfico.

La estadística distribuida por la Subdelegación del Gobierno en Soria cifra en 1.218 los accidentes por animales que se produjeron durante el pasado año en las carreteras de la provincia. Promedian más de 100 al mes. Y a la vez significa un incremento de nada menos que el 28% sobre los 950 del pasado año.

También crecen los sucesos en los que nada tiene que ver un animal, pero de manera menos destacada. Hubo 60 más el pasado ejercicio, al pasar de 363 a 423, un alza del 16%. Sumando todas las tipologías, se registraron 1.641 accidentes de circulación en 2016, un 25% más que los 1.313 producidos un año antes. En este espectacular incremento experimenta un protagonismo especial el corzo, aunque no en solitario. Crecen los atropellos en los cinco tipos más frecuentes.

Con escasa intensidad en lo referido a zorros (de 15 a 16) y perros (de 27 a 28) y ya con mayor incidencia en los ciervos, que evoluciona de 80 a 96. Muy superior ha sido el incremento de los accidentes provocados por la presencia de un jabalí, que pasan de 97 a 158.

Con todo, la principal preocupación recae una vez más en el corzo, fruto de la superpoblación de esta especie. La presencia en los montes de este animal se ha multiplicado en la última década hasta el punto de que se calcula que hay más de 30.000 ejemplares en la provincia. Es evidente que si su presencia se dispara, también los siniestros viales en los que están implicados.

Los animales suponen la principal causa de sufrir un accidente en la provincia. Cerca del 75%. Dicho de otro modo, la siniestralidad se reduciría en tres cuartas partes si no fuera por esta circunstancia que no se corrige.

Las administraciones son evasivas con respecto a esta problemática, asegurando que hacen todo lo posible por contrarrestar los efectos aunque los datos, demoledores, ponen en duda la efectividad de sus actuaciones. Todas las miradas se desvían comúnmente a la Junta, por ser la competente en materia medioambiental y en consecuencia de gestión de estas poblaciones. Se le acusa de no hacer un control adecuado, sobre todo en el corzo, al autorizar insuficientes cupos para la práctica cinegética, si bien la Junta se defiende exponiendo que tanto los permisos como los animales abatidos superan los 5.000 cada temporada.

También los titulares de las carreteras se escudan. La mayor parte se producen en las de titularidad estatal, al ser las más transitadas. El Gobierno asegura que aplica acciones preventivas, tales como seguimiento de las zonas donde acontecen mayor número de accidente o la instalación y colocación de disuasores de fauna en los bordes de las carreteras, entre otras.

Sin embargo, ni los precintos ni las medidas a pie de carretera son suficientes para amortiguar los riesgos. Los datos oficiales hablan por sí mismos, resultado incontestables. En 2016 se registraron 884 accidentes solamente por este animal, que son 191 más que los 693 de 2015. El corzo está detrás del 74% de los accidentes por animales, representando el 54% del total.

En materia de regulación, la entrada en vigor el 9 de mayo de 2014 de la nueva Ley de Seguridad Vial trajo consigo cambios sustanciales en lo relacionado con los accidentes por animales. De manera general, el conductor es ahora el responsable del atropello, salvo que sea consecuencia directa de la acción de la caza o por falta de mantenimiento del vallado o la señalización. La disposición adicional novena de la normativa indica que en siniestros ocasionados por atropello de especies cinegéticas en las vías públicas "será responsable de los daños a personas o bienes el conductor del vehículo, sin que pueda reclamarse por el valor de los animales que irrumpan en aquéllas". No obstante, amplía que será responsable de los daños sufridos por personas o bienes el titular del aprovechamiento cinegético o del terreno "cuando el accidente de tráfico sea consecuencia directa de una acción de caza colectiva de una especie de caza mayor llevada a cabo el mismo día o que haya concluido doce horas antes de aquél".

La disposición dice en su tercer y último párrafo que "también podrá ser responsable el titular de la vía pública en la que se produzca el accidente como consecuencia de no haber reparado la valla de cerramiento en plazo, en su caso, o por no disponer de la señalización específica de animales sueltos en tramos con alta accidentalidad por colisión de vehículos con los mismos".

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