La labor de los nuevos resineros

La crisis económica y la falta de ofertas laborales lleva a muchos jóvenes a apostar por esta salida

Marco Carramiñana en uno de los pinos del monte de Tardelcuende en el que está extrayendo resina.
Marco Carramiñana en uno de los pinos del monte de Tardelcuende en el que está extrayendo resina.
Mariano Castejón

No entraba en sus planes pero ahora se muestran satisfechos con la decisión de haber elegido trabajar como resineros en el monte de Tardelcuende. La crisis económica y la falta de ofertas laborales ha llevado a varios jóvenes a regresar al medio rural y apostar por un trabajo desconocido para muchas de las personas de su edad.


Marco Carramiñana no pensó que haría el camino inverso al realizado años atrás por su familia, cuando sus padres abandonaron Tardelcuende con destino a Alicante para buscar un futuro mejor. Ahora ha sido él el que ha regresado a la localidad en la que su abuelo trabajó como resinero para tomar el testigo y alejado de su familia trabajar y conseguir ingresos.


En febrero abandonó el municipio jienés de Cazorla, donde hasta entonces residía junto a su mujer y sus tres hijos, para llegar a Tardelcuende, comenzar a trabajar como resinero y aprender una profesión "dura pero bonita".


"El año pasado hice allí [en Andalucía] un curso de resinación en el que participaban dos granadinos que se había venido a Tardelcuende a trabajar en la resina. Hablando con ellos me di cuenta de que venían del pueblo de mi abuelo y cuando terminé la formación me desplacé a Tardelcuende para conocer un poco el trabajo", explicó Carramiñana. En esa visita conoció a Ricardo Corredor, alcalde y entusiasta del monte y la resina, quien le explicó los pormenores de dicha labor y la compensación económica.


Esa primera visita la realizó el pasado mes de octubre y cuatro meses después recorrió los 591 kilómetros que separan Cazorla y Tardelcuende para comenzar una nueva etapa en su vida. Estos primeros meses reside alejado de su familia, aunque de cara al próximo curso académico su intención es que se muden junto a él. "Tengo tres hijos, de seis, cuatro y dos años, y queríamos que acabaran las clases allí. También así, antes de que se vinieran conmigo, yo podría comprobar qué tal me voy acostumbrando al trabajo y a todo lo demás", reconoció.


Pero a pesar de no tenerles junto a él en estos momentos, Carramiñana se siente "arropado" al contar en Tardelcuende con "tíos y otros familiares". "En mi caso soy hijo del pueblo y tengo a gente aquí pero además los vecinos y la gente de Tardelcuende se está portando muy bien conmigo", explicó.Trabajo duro

Carramiñana comentó que está "contento" con el trabajo de resinero, "aunque es muy duro", matizó.


La campaña de resina está en su fase de montaje o preparación del pino, consistente en derroñar, quitar la pizorra del pino y posteriormente clavar, hacer una incisión en el mismo con la herramienta llamada media luna para colocar una chapa a la cual se acopla un pote con una punta debajo. La siguiente fase será la pica del pino, que comenzará en mayo.


El joven tomó la decisión tras un temporada en la que no encontraba una estabilidad laboral. "Trabajar como resinero es duro y tienes que estar todos los días en el monte pero es algo estable", señaló, algo "importante" cuando se tiene familia.


Carramiñana, cuyo abuelo también fue resinero, explicó que aunque "la manera de trabajar" de estos profesionales no ha variado con el paso de los años, pero sí han mejorado algunos factores. "Sobre todo la comodidad de transportar los utensilios al monte. El resto se mantiene como antaño", comentó.


En un principio, este joven resinero estará vinculado a la localidad soriana por un periodo mínimo de cinco años. "El alcalde tiene mucha mano izquierda con nosotros y no nos pide un compromiso al 100% para ese periodo de tiempo pero sí es más estricto con el tema de que en el monte sigamos unos parámetros de cara a que si por algún motivo lo tuviéramos que dejar, el que viniera detrás a encargarse de nuestros pinos supiera por dónde tiene que continuar, algo que es absolutamente comprensible", señaló. "Sólo hay que seguir un orden", añadió.


Para Carramiñana, la crisis económica en la que se encuentra inmerso el país ha conllevado que la gente regrese al medio rural en busca de nuevas salidas laborales. "Yo creo que sería difícil que se recuperaran este tipo de trabajos si no fuera por la situación actual", reconoció.


A pesar de la lejanía con los suyos y de la dureza de un trabajo diario en pleno monte, este joven reconoció "tener sólo buenas palabras para la gente del pueblo y su alcalde" porque le ha acogido "con los brazos abiertos".