PRIMER MINISTRO ITALIANO

Silvio Berlusconi dice que la mayoría de los italianos querría ser como él

'Il Cavaliere' ha concluido que, como en la actualidad el 70% de los ciudadanos valora positivamente su acción en el Gobierno, le votan y le aprecian, "la mayor parte de los italianos" querrían ser como él.

"Se reconocen en mí y en como me comporto". Así de seguro se ha mostrado el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, al asegurar que "la mayor parte de los italianos" querrían ser como él. A esta conclusión ha llegado en una entrevista televisiva tras preguntarse a sí mismo por qué tantos italianos le votan y aprecian.


Berlusconi, que lleva en el poder desde mediados de 2008, ha asegurado que en la actualidad, el 70% de los ciudadanos valora positivamente su acción en el Gobierno y que, por tanto, su grado de consenso entre la población es bastante elevado.


El 'premier' también se ha referido a las polémicas con la Iglesia, sobre las que ha asegurado que tanto sus relaciones personales como las de su Gobierno son "excelentes" y que se consolidarán todavía más en los próximos meses.


"La defensa que nuestro Gobierno ha realizado de algunos principios básicos", y que "están en la base de la doctrina católica", tales como "la defensa de la vida humana y de la familia", son los que "demuestran esta excelencia", ha explicado.


De esta forma, 'Il Cavaliere' ha querido aclarar que no ha habido ninguna ruptura con el Vaticano. Y para demostrarlo, ha asegurado que en los próximos meses su Gobierno va a dar prioridad a algunas "cuestiones importantes" para la Iglesia, tales como la aprobación de la ley sobre el testamento vital.


En las últimas semanas, las relaciones entre el Ejecutivo de centro-derecha y la Iglesia se habían deteriorado y tuvieron como clímax la dimisión del director del diario de los obispos, Dino Boffo, a causa de los ataques que le había dirigido el diario 'Il Giornale', perteneciente a la familia Berlusconi.

 

Desde entonces, los medios han subrayado la voluntad de Berlusconi de devolver la normalidad a las relaciones con la Iglesia, teniendo en cuenta que muchos de los votantes de centro-derecha son católicos.