DESPLIEGUE DE TROPAS

Afganistán: ¿Seguirán otros países a Holanda?

Afganistán ha sido, según la prensa holandesa, el 'Vietnam político' que forzó la convocatoria de nuevas elecciones en junio.

Soldados del primer batallón del regimiento del duque de Lancaster se protegen de las explosiones en Afganistán.
La guerra se enquista en Afganistán
BARRY LLOYD/EFE

La pregunta de si "¿valió la pena nuestra misión en Afganistán?" es la que se hacen los analistas en la prensa holandesa coincidiendo con el repliegue de sus tropas en Afganistán, el primero que lleva a cabo un país occidental.

La presencia desde 2006 de soldados holandeses en ese país costó la vida de 24 efectivos, y un desembolso a costa de los contribuyentes por valor de 1.400 millones de euros. Todo ese esfuerzo ha llegado a su fin: ayer se arrió la bandera tricolor de Holanda y los casi 2.300 soldados holandeses, en misión de la fuerza internacional para la estabilización de Afganistán (ISAF), bajo mando de la OTAN, comenzaron a abandonar Kamp Holland (campamento Holanda), en la provincia de Uruzgan.

A pesar del alivio que puedan sentir los holandeses por abandonar finalmente esa peligrosa región, cuna del mulá Omar, uno de los líderes de la insurgencia talibán, no hubo grandes ceremonias. Solo un breve acto de traspaso de mando a la nueva "Task Force" (fuerza de combate) integrada por soldados estadounidenses y australianos en Uruzgan, en cuyos alrededores cayó la mayor parte de víctimas mortales holandesas. Unas pocas palabras del hasta ahora comandante de las tropas holandesas en la zona, Peter van Uhm, con las cuales alabó el trabajo realizado, sirvieron de breve adiós. "Hemos hecho mucho aquí, pero todavía queda más por hacer. Hay que construir un futuro próspero y en paz para Afganistán", aseguró.

Después se arrió la bandera holandesa y se izó la estadounidense y la australiana: una ceremonia sencilla pero que tiene un hondo componente simbólico. Se trata de la primera vez que un socio de la Alianza Atlántica decide marcharse de Afganistán, antes de lo previsto (finales de año). Y es que Afganistán ha sido, según la prensa holandesa, el "Vietnam político" de la coalición de gobierno, la cual saltó por los aires en febrero pasado y forzó la convocatoria de nuevas elecciones, en junio, en las cuales la extrema derecha logró un histórico caudal de votos. El líder del partido del Trabajo, Wouter Bos, uno de los dos socios de la extinta coalición junto a la democristiana CDA, del actual primer ministro en funciones, Jan Peter Balkenende, se negó a que soldados holandeses siguieran más tiempo en Afganistán.