EL QUINTO PRIMER MINISTRO EN 4 AÑOS

Naoto Kan afronta un mandato muy cuesta arriba en Japón

El hasta ahora ministro de Finanzas y número dos del Gobierno saliente ha sido recibido con un apoyo ciudadano del 25% en las encuestas, superior al 17% con el que se despidió el miércoles su predecesor, pero aún insuficiente.

Naoto Kan fue elegido por el Parlamento nuevo primer ministro de Japón para un mandato que se augura complicado por la cercanía de una importante cita electoral y la desconfianza ciudadana hacia la clase gobernante.


Este político de 63 años, ministro de Finanzas y número dos del Gobierno saliente, fue recibido con un apoyo ciudadano del 25% en las encuestas, más del 17% con el que se despidió el miércoles su predecesor, Yukio Hatoyama, pero aún insuficiente.


Kan, que a diferencia de sus ocho antecesores no pertenece a una famosa dinastía política japonesa, es un veterano legislador todoterreno con pasado socialista, que participó en 1998 en la fundación del gobernante Partido Democrático (PD) y estaba en el área cuando correspondía.


Ha sido el único de los pesos pesados de su partido que dio un paso al frente para suceder a Hatoyama, quien en ocho meses y medio en el cargo dilapidó el fuerte respaldo popular logrado en las urnas el 30 de agosto, cuando obtuvo el 68% de los votos.


A mediados de julio están previstas unas nuevas elecciones para renovar la mitad de la Cámara Alta (242 escaños) y una eventual derrota del PD dejaría a Kan en una situación muy complicada, dos meses antes, además, de tener que renovar su liderazgo en el partido.


Su elección como presidente del Partido Democrático y horas después en la Dieta (Parlamento) como primer ministro tuvo el poso de la rutina en Japón, un país que en menos de cuatro años ya ha presentado al mundo cinco primeros ministros.


Con perfección nipona se desarrollaron sendas votaciones en la Cámara de Representantes y el Senado, donde Kan fue elegido primer ministro con sólidas mayorías, aunque su nombramiento oficial deberá esperar a que forme Gobierno la próxima semana y sea investido en una ceremonia solemne en el Palacio Imperial.


Ello deja en el aire durante unos días la agenda diplomática de la segunda economía del mundo, que no envió hoy a un ministro de Finanzas a la cumbre del G20 en Corea del Sur y no recibirá este lunes al presidente boliviano, Evo Morales, como estaba previsto, por haber sido pospuesta su visita.


Para su mandato, Naoto Kan ha prometido continuismo respecto a Hatoyama en política exterior y una mayor disciplina fiscal para Japón, el país desarrollado con la mayor deuda pública del mundo, que duplica su PIB.


Kan aboga por acercarse a China, crear una comunidad económica en el Este de Asia inspirada en la UE y mantener la alianza estratégica de Japón con EEUU, dañada por la polémica sobre una base militar norteamericana en Okinawa que precipitó la caída de Hatoyama.


Seguirán vigentes también los retos medioambientales de su predecesor, como la meta de reducir en 2020 en un 25 por ciento la emisión de gases que causan el efecto invernadero frente al nivel de 1990, y su compromiso para reducir el poder de la burocracia.


A falta de que designe ministros, a priori es una incógnita determinar el poder que tendrá sobre el nuevo Gobierno el influyente Ichiro Ozawa, secretario general saliente del PD y señalado por miembros de su partido como el responsable de la caída de Hatoyama.


Destacados ministros, como el de Asuntos Exteriores, Katsuya Okada, condicionaron su apoyo a Kan a la neutralización política de Ozawa, conocido como "Shogun (señor) en la sombra", y las primeras medidas tomadas por el primer ministro electo parecen ir en ese sentido.


Como portavoz de su Gobierno ha elegido a Yoshito Sengoku, un conocido crítico de Ozawa, para transmitir la impresión de que esa era de la política nipona ha acabado, aunque los analistas se ven obligados hoy a esperar y ver qué ocurrirá en los próximos días.