ESTADOS UNIDOS

La crisis nutre de parados las fuerzas armadas de EE. UU.

Parados del mundo, el Ejército os espera. Ese parece ser el mensaje que ha transmitido este año el Pentágono, que ha aumentado la publicidad a medida que la crisis económica ha azotado a la población. Gracias a ello ha conseguido cumplir sus metas de reclutamiento por primera vez en la historia desde que se acabó con la leva forzosa en 1973.


La recesión ha doblado ya el número de parados en EEUU y ha eliminado 7,2 millones de puestos de trabajo. Visto desde España, que tiene la cota de paro más alta de los países industrializados, el 9,8% de desempleo estadounidense es un problema de niños, pero en EEUU supone la cifra más alta de los últimos 26 años. Y si se le suman los infraempleados, que son aquéllos que han tenido que conformarse con un empleo parcial, el porcentaje alcanza el 17%, acercándose ya mucho al 18,9% español. Y encima, el 80% de la fuerza trabajadora ha tenido que aceptar recortes salariales.


Por contra, las fuerzas armadas han subido la oferta. Con la hipoteca al alza y las facturas al cuello, los bonos de hasta 20.000 dólares que ofrecen por firmar un contrato de ocho años suenan muy atractivos para saldar las deudas, poner la fianza de una casa, ir a la universidad, pagar gastos médicos o empezar una familia. Aunque luego se vea rota por la guerra.


Iraq y Afganistan son la puerta trasera del supuesto chollo, que en realidad supone vender el alma al diablo. En el primero EEUU mantiene aún 124.000 hombres y en el segundo 68.000. Y aunque el número de bajas mortales haya ha caído un 93%, con expectativas de que todos estén fuera de Irak a finales del año que viene, en Afganistán las perspectivas no son tan halagüeñas. Claro que esto apenas se ha empezado a ver en los últimos meses.


Para entonces ya habían firmado la mayoría de los 168.900 soldados en activo que se han anotado este año las fuerzas armadas, lo que supone un 103% de sus metas de reclutamiento. Y para la reserva y la Guardia Nacional el porcentaje sube al 104%. Más tropas de calidad, se congratulan, porque también ha subido el nivel educativo. Ahora el 95% se ha graduado en el instituto, frente al 83% del año pasado.


"La recesión ha sido una fuerza", admitió en conferencia de prensa el subsecretario de Defensa Bill Carr, que también citó orgulloso el esfuerzo de entre 10.000 y 22.000 dólares por recluta que su departamento gasta entre publicidad, marketing y oficinas de reclutamiento, la mayoría en institutos y barrios pobres.


El bono, que para el 40% sólo llega a los 14.000 dólares ha subido 2.000 dólares con respecto al año pasado, pero sigue teniendo el mismo fin: poner coto al miedo. Si en algún momento después del mínimo de cuatro años se quiere romper el compromiso, habrá que devolverlo. Algo que no será fácil con los escuálidos salarios que reciben los militares, que a menudo agonizan con las deudas de casa desde el campo de batalla. Y encima, con la capacidad sobrecargada, la media de los destacamentos a ultramar ha pasado de 1-2 a 1-1. O sea, si por cada año que un soldado pasaba desplegado fuera de casa disponía de otros dos en la base, ahora es un año fuera y otro en casa. Y si se lee la letra pequeña de los contratos, todo es susceptible de empeorar según las necesidades bélicas del país.