ENERGÍA NUCLEAR

Irán revela que hay una segunda planta de enriquecimiento de uranio

La información ha llegado a través de una carta del Gobierno iraní dirigida al director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, apenas poco después de que se reclamara en la ONU mayor transparencia nuclear.

Sarkozy (i), Gordon (c) y Obama (d) antes de compadecer en la cumbre de G20, que se celebra en Pittsburgh, sobre la segunda planta de enriquecimiento de uranio que tiene Irán
Irán revela que hay una segunda planta de enriquecimiento de uranio
Win McNamee. Getty Images

La revelación de que Irán ha construido a espaldas de la ONU una segunda planta de enriquecimiento de uranio debilita la posición de Teherán en la disputa sobre su controvertido programa nuclear y hace más probable un endurecimiento de las sanciones en su contra.


El hecho que los iraníes hayan trabajado durante años en una instalación atómica clandestina socava una vez más su credibilidad y podría convencer finalmente a las potencias más escépticas, como China o Rusia, de que realmente Teherán alberga intenciones ocultas en lo tocante a su programa nuclear.


Desde el inicio de las investigaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), hace casi siete años, Irán no se ha cansado de insistir en que sus actividades nucleares son pacíficas y que ha declarado a los inspectores todo lo que precisaban.


A pesar de estas promesas y afirmaciones, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) siguen desconfiando debido al largo historial de 18 años de mentiras y ocultamientos atómicos de parte iraní, que supuestamente había terminado en el 2003 con el inicio de la inspección exhaustiva del OIEA.


Superar esta falta de confianza ha sido siempre la prioridad del saliente director general del OIEA, Mohamed El Baradei, con su fórmula de "congelar por congelar", es decir, que Irán suspenda sus trabajos atómicos más delicados y, al mismo tiempo, que el Consejo de Seguridad de la ONU detenga sus sanciones contra Irán. Pero las revelaciones de hoy echan por tierra esta iniciativa y ponen en peligro los intentos de diálogo liderados por la UE.


Precisamente la semana próxima los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido), Alemania y la UE tienen previsto reunirse en Ginebra con el negociador nuclear iraní, Saeed Jalili.


Habrá que ver cómo el negociador iraní explicará la existencia de una nueva instalación nuclear, situada en una base militar y con una capacidad limitada, lo que "no es consecuente con un programa nuclear pacífico", como dijo hoy el presidente de EEUU, Barack Obama.


Para evitar una respuesta contundente de la comunidad internacional, basada en sanciones más severas, el régimen iraní deberá hacer más concesiones que el simple hecho de sentarse a la mesa de negociaciones.


Mark Fitzpatrick, analista de no proliferación del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, destacó hoy en declaraciones a la cadena árabe "Al Yazira" que Irán "está ahora en una posición mucho más débil después de estas comprometedoras revelaciones".


El experto respaldó la opinión de Obama y dijo que una pequeña instalación de enriquecimiento "no es consecuente con un programa nuclear pacífico pero sí lo es con uno militar". Si Irán quisiera realmente producir uranio enriquecido para fines energéticos, necesitaría decenas de miles de centrifugadoras -como en su planta de Natanz- y no solo 3.000 unidades, como en la nueva instalación.


Por su parte, David Albright, presidente del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS), declaró hoy a la cadena CNN que "ha cambiado por completo la percepción de lo que hace Irán".


La revelación "demuestra que Irán está trabajando de forma clandestina y que está incrementando sus capacidades para fabricar armas nucleares, encima en un lugar que el mundo no conocía", dijo el ex inspector del OIEA.


Y sus antiguos colegas en el organismo nuclear en Viena parecen haber perdido ya desde hace tiempo la paciencia con los iraníes y sus tácticas de dar largas. En reuniones informales y bajo el estricto anonimato, altos funcionarios del OIEA reconocen que desde hace un año no ha habido ningún tipo de avances en la investigación del programa nuclear de Irán, mientras todas sus actividades sigue adelante sin freno.


Crucial será ahora la postura de Rusia y de China. Si estos dos países, hasta ahora más benevolentes con Irán, vuelven con todo su peso al consenso occidental sobre el caso iraní, Teherán podría verse suficientemente aislada para dar el paso decisivo hacia una resolución del conflicto.


Evitaría así una escalada de la tensión o un nuevo y más duro régimen de sanciones internacionales, que en medio de la actual crisis económica le dolerán más que nunca.