AYUDA DESDE ZARAGOZA

Haití continúa necesitando ayuda tras el terremoto

Casas derruidas en una calle de Puerto Príncipe en Haití en una foto de archivo
Haití continúa necesitando ayuda tras el terremoto
CLARA ARPA

Hace ya cien días del gran terremoto que asoló Haití. Pero la ayuda se sigue necesitando. Los edificios permanecen en el suelo, hechos añicos, completamente derrumbados. Miles de personas malviven en campamentos, enfangados por la acción de las lluvias, que han hecho acto de presencia, puntuales a su cita, sin tener en cuenta la tragedia que se desató el pasado 12 de enero.

Este panorama relata la zaragozana Clara Arpa, recién llegada del país caribeño, donde ha pasado diez días. Su empresa de construcción modular, ubicada en el polígono Centrovía de La Muela, fue contratada por la oenegé austriaca Hilfswerk para construir un hospital. Llegó a Haití a través de la frontera con la República Dominicana. Y, ya allí, le llamó la atención el caos todavía reinante. Pero nada comparado con lo que vendría después.

Su destino primero fue el norte del país, donde la oenegé quiere montar el centro sanitario, que estará enfocado a la nutrición infantil. Durante tres días, estuvieron tratando de encontrar una localización idónea. "El camino desde la capital no era más que pistas de tierra sin asfaltar y tardamos cinco horas y media en hacer 70 kilómetros", recuerda.

El lugar perfecto

Finalmente, encontraron el lugar perfecto: un mercado, en San Luis del Norte, que fue creado con fondos de la UE en 1998 y nunca se llegó a estrenar. Al menos, como mercado. "Lo usaban vecinos, que viven en chabolas alrededor de la infraestructura, para tender la ropa. Y también encontramos algunas familias durmiendo", recuerda. La Comunidad les dio el permiso oportuno y Clara llevó a un ingeniero de Zaragoza para que comprobara que la estructura resistiría los cierres. Y, en efecto, lo hace. Ahora, Hilfswerk está terminando el papeleo para poner en funcionamiento el hospital.

Con el trabajo hecho, la zaragozana se encaminó a Puerto Príncipe, a comprobar in situ lo que los terremotos del mes de enero habían hecho con la ciudad. "Cuando llegamos, un empresario haitiano que acabábamos de conocer me preguntó: ¿tienes corazón para ver lo que vas a ver? Luego lo entendí", dice, mientras repasa fotos en su ordenador que le sirven como crónica de su viaje. Entre las imágenes de esos días, un mercadillo popular lleno de porquería, con los productos encima de una inmensa mugre. "Una cloaca. Y la gente comiendo fruta allí, entre escombros", cuenta, llevándose las manos a la cabeza.

Pero si esa desgraciada rutina le llama la atención, no menos sorprendida se ha mostrado por la falta de efectivos para recuperar, en la medida de lo posible, la normalidad. "Yo me esperaba encontrar la capital llena de palas excavadoras. Pero no ha sido así".

Tras un paseo de seis horas por el centro de Puerto Príncipe, lo que predominaba era gente vagando por las calles, sin ningún destino en concreto. "Sí hay campamentos instalados, pero están enfangados y sin mucha organización de los alimentos. Eso sí, ahí está la embajada de Estados Unidos, con las luces puestas, cuando el resto de la ciudad sobrevive sin luz".

Tres tiros al aire

También presenció un episodio que le sobresaltó: "Vi a gente robando chatarra de un edificio en ruinas. La policía llegó, dio tres tiros al aire, y en tres minutos deshizo la turba".

De vez en cuando, por las calles aparecía un camión de la CNE, la compañía nacional de equipamiento. "Pero no tienen una misión fija; están esperando que alguien les diga qué hacer, por dónde empezar y quién les da el dinero", explica. Por lo demás, organizaciones pequeñas de todo tipo tratan de levantar tanto los ánimos como lo perdido en la tragedia, y en algunos lugares se divisan banderas de Cruz Roja, Médicos sin fronteras o Unicef. "Pero se precisa de mucho más para reconstruir Haití", concluye Clara tras su viaje.