SERBIA

El partido de Milosevic, con ansia de reciclaje, clave para gobernar Serbia

Tadic necesita a los socialistas, que pueden darle su apoyo para regresar a escena.

Los seguidores del Partido Demócrata (DS) de Boris Tadic festejaron su victoria en Belgrado al ritmo de 'Satisfaction', de los Rolling Stones. Muy apropiada, pues es sobre la frustración de uno que no consigue satisfacción plena aunque lo intenta de todas las maneras. Tadic ganó las elecciones con el mejor resultado de su historia, pero fue un triunfo incompleto: no tiene mayoría absoluta y necesita pactar. Y está abocado a hacerlo nada menos que con el partido socialista (SPS) del difunto Slobodan Milosevic, fallecido en 2006, el presidente acusado de crímenes contra la humanidad que guió el auge del nacionalismo en Yugoslavia y llevó el país a la guerra.


La victoria de Tadic, el frente europeísta y reformista que derribó a Milosevic en 2000, significa lo contrario, la apertura definitiva a la UE, pero esta impensable alianza tiene visos de prosperar, según los analistas. Es una paradoja posible que quizá selle el fin de la larga transición del país. Es la única opción, descartado el DSS del vigente primer ministro, Vojislav Kostunica, que en una maniobra incomprensible, justificada por la defensa de Kosovo, se pasó al bando nacionalista tras romper con Tadic. La jugada le ha salido fatal. En cambio, el SPS, tras ocho años de penitencia, no ve la hora de tocar poder y volverse presentable. Cambiar una imagen criminal por un aire socialdemócrata parece un buen negocio.


En realidad, en el SPS siguen los mismos y no han hecho asomo de autocrítica por el pasado, pero quieren mirar al futuro. Por ejemplo, sueñan con entrar en la Internacional socialista, y su nuevo líder, Ivica Dadic, de 42 años, es lo suficientemente vacuo y hábil como para maniobrar sin prejuicios. Su sorprendente ascenso en estos comicios, que les ha colocado como cuarta fuerza, les ha dado la llave de la gobernabilidad. Ellos decidirán quién manda.


Criminal de guerra


Sobre el papel, están muy cerca de los radicales de Tomislav Nikolic, que tienen como presidente a otro presunto criminal de guerra, Vojislav Seselj, preso en La Haya. Una coalición con ellos y Kostunica, que ya empezaron a hablar, tendría números para formar Gobierno este martes mismo, pese a la victoria de Tadic.


Nikolic este lunes lo daba por hecho. Sin embargo el SPS se ha cuidado de no casarse con nadie en la campaña y ni ha mentado Kosovo, quizá porque fue su añorado Milosevic quien lo perdió. La opción demócrata les interesaría más. «Sus dirigentes se inclinan por Tadic, aunque vaya contra el 75% de sus votantes. Dadic sabe que con Tadic, o apoyándole en un Gobierno de minoría, el futuro socialista es incomparablemente mejor que con Nikolic», ha escrito el analista Dragan Bujosevic.


Con los radicales, los socialistas acabarían diluidos. Además, los 20 escaños logrados no son sólo del SPS. Acudía con el partido de los jubilados y el del empresario Dragan Markovic. A ellos tocan siete de los escaños y se han mostrado a favor de Tadic.


Largas negociaciones

Con todo, Tadic no lo tiene fácil y se avecinan semanas o meses de negociaciones. De momento, el nombre que suena como primer ministro es Bozidar Djelic, vicepresidente del actual equipo. Otro problema es que los socialistas y el LDP, la otra fuerza demócrata que apoya a Tadic, se vetan mutuamente. Esos sí que son irreconciliables. Las minorías húngara, bosniaca y albanesa, con siete escaños, podrían completar el cuadro.


Los socialistas eran este lunes los más crecidos y hasta evocaban con nostalgia a Milosevic. Su líder adelantó que la entrega de los criminales de guerra Mladic y Karadzic para ellos está fuera de cualquier acuerdo. Es un punto peliagudo, pues Bruselas lo pone como condición para que el país entre en la UE, y ayer lo volvió a recordar. El comisario para la Ampliación, Olli Rehn, en cambio, lanzó caramelos a Belgrado, prometiendo el estatus de país candidato a la adhesión si se aceleran las reformas. La Bolsa subió un 12,9%. Serbia sigue entre el palo y la zanahoria.