DESASTRE MEDIOAMBIENTAL

El vertido no se podrá frenar en tres meses

Obama llega a Luisiana para ser testigo del impacto de la mancha de petróleo que sigue manando del pozo. "Podrían ser necesarios muchos días para detenerla", dice el presidente.

Barack Obama saluda al gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, ayer a su llegada al aeropuerto de Nueva Orleans.
El vertido no se podrá frenar en tres meses
SAOUL LOEB/AFP

El secretario del Interior de EE. UU., Ken Salazar, dijo ayer que podrían ser necesarios tres meses para lograr la "solución definitiva" al vertido de petróleo en el golfo de México.

Esa solución implica la construcción de un pozo alternativo a través del que se inyectaría un líquido más pesado que el petróleo, que actuaría como una especie de tapón e impediría que el crudo siguiese fluyendo a la superficie.

Ese pozo de alivio estaría a unos 4,8 kilómetros del fondo oceánico y su perforación podría llevar unos tres meses. Hasta que eso se logre, "un montón de petróleo podría seguir fluyendo", explicó Salazar en una entrevista el mismo día en que el presidente del país, Barack Obama, visitó el estado de Luisiana para ser testigo del impacto del vertido, que amenaza con convertirse en la peor catástrofe ecológica del país.

"Podrían ser necesarios muchos días para detenerlo", dijo Obama desde el estado de Luisiana, hacia donde salió desde la base aérea de Andrews. El presidente viajó acompañado del jefe de Gabinete de la Casa Blanca Rahm Emanuel, su principal asesor antiterrorista John Brennan, la consejera en temas energéticos Carol Browner y el portavoz de la residencia oficial Robert Gibbs.

Los críticos aducen que la Casa Blanca no ha reaccionado con suficiente celeridad ante el derrame de crudo, que se inició tras la explosión el 20 de abril y el posterior hundimiento de una plataforma petrolífera en el golfo de México.

No falta quien considera que el vertido puede convertirse en el Katrina de Obama, en referencia al huracán que golpeó Nueva Orleans en 2005 y que lastró la popularidad del entonces presidente estadounidense, George W. Bush, por la lentitud oficial ante la tragedia. Pero la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, restó ayer legitimidad a esas críticas y subrayó que el Gobierno ha estado alerta desde el primer momento.

"La respuesta física sobre el terreno ha sido desde el primer día como si este pudiese ser un fallo catastrófico", afirmó Napolitano, quien dijo que el Gobierno utiliza todos los recursos a su alcance para minimizar el impacto del vertido.

Las últimas estimaciones indican que el vertido ronda los 800.000 litros de petróleo diarios, aunque Lamar McKay, presidente de British Petroleum en EE. UU., concesionaria de la plataforma hundida, señaló que es imposible predecir la magnitud del derrame.

Sellar el pozo

El directivo insistió en que un fallo técnico del mecanismo que debería de haberse activado para sellar el pozo explica que el petróleo siga fluyendo libremente. Varios brazos robóticos trabajan en el fondo submarino para intentar cerrar el pozo.

McKay adelantó, por lo demás, que la gigantesca estructura que construyen los ingenieros de la firma para contener el derrame podría estar instalada en el plazo de "seis a ocho días".

Se trata de una especie de cúpula gigante que se colocaría sobre las fugas en el oleoducto a través de las que se vierte el petróleo, el cual se acumularía dentro de la cúpula y se bombearía fuera de ella evitando así el derrame directo al mar. Inicialmente se había dicho que el proceso podría prolongarse por espacio de hasta cuatro semanas.

Las estimaciones oficiales apunta que el pozo marino que quedó abierto a raíz del hundimiento de la plataforma vierte unos 800.000 litros diarios de petróleo al mar, aunque McKay dijo que es imposible saber con certeza la magnitud del vertido.

La Casa Blanca, por su parte, adelantó que no concederá nuevos contratos para realizar exploraciones petrolíferas mar adentro, a menos que existan las garantías suficientes para prevenir una situación similar a la actual. Mientras tanto, ha comenzado un proceso de inspección de los sistemas de sellado de los pozos en el resto de plataformas instaladas en el golfo de México, unas 30.000.

El vertido se produce solo unas semanas después de que Obama diese luz verde a nuevas exploraciones petrolíferas en la región central y sur del Atlántico y el golfo de México.