EN LAS MEMORIAS DEL VICEPRESIDENTE

Cheney carga contra Bush

El ex vicepresidente trata de zafarse del legado de la anterior Administración tildago tenía apariencia de solidez en los momentos más turbulentos de la anterior Administración republicana se debía precisamente al trabajo que ejercía en la sombra el ex vicepresidente para mantener a flote la credibilidad del inquilino de la Casa Blanca. Más aun, Cheney nunca ahorró elogios a las virtudes de su jefe cuando arreciaban las críticas de que Bush era un político maleable y poco resolutivo. De un día para otro, esas fidelidades parecen haberse esfumado después de que 'The Washington Post' se hiciera eco de las frustraciones del ex vicepresidente, que califica a Bush de "blando" y rehén de la opinión pública, lo que propició su alejamiento de los conservadores más genuinos como el propio Cheney y otros 'halcones' del Gobierno. "Acabó convirtiéndose en un político común y en una persona moralmente débil", ha admitido en privado el político republicano según revelaciones de algunos asesores.


Todo esto y más es el anticipo de las memorias del que muchos consideran el vicepresidente más influyente en la historia de EE UU y que serán publicadas en la primavera de 2011. Para elaborar su pormenorizado reportaje, el periódico estadounidense se ha basado en testimonios de un buen número de colaboradores como diplomáticos, expertos políticos y colegas que han mantenido conversaciones con Cheney, convertido también en los últimos tiempos en el primer valedor de la oposición a la hora de criticar al gobierno de Barack Obama.


El libro de memorias cubrirá la larga carrera de Cheney, desde su entrada en la alta política como jefe del Gabinete bajo el presidente Gerald Ford hasta sus ocho años como el segundo hombre más poderoso del Gobierno en la era Bush, que es donde se concentran los contenidos más jugosos. "Siente que Bush se alejó de él", dice una de las voces más cercanas al entorno del ex vicepresidente, quien asegura que el ex inquilino de la Casa Blanca dejó de escuchar sus consejos y se convirtió en una persona "que se dejaba llevar con facilidad", que no podía liberarse de los grilletes de quienes le criticaban públicamente, sobre todo durante su segunda legislatura.


"Cuando el presidente tomó decisiones con las que yo no estaba de acuerdo, le apoyé de todas formas y no traté de minarlo", dijo Cheney, de acuerdo con Stephen Hayes, su biógrafo autorizado.


"Ahora estamos hablando después de mi salida del Gobierno. Tengo fuertes opiniones sobre lo que sucedió. Y no encuentro ninguna razón para no expresarlas honestamente".


Según otro colaborador, Cheney, que controlaba todos los asuntos que salían de la Administración, carga contra la "agenda más a la izquierda" que fue tomando la Casa Blanca bajo el segundo mandato de Bush, cuando el presidente empezó a ampliar el abanico de personas a las que pedir consejos, dejó de ser un "hombre resolutivo" y se convirtió en un "político común".


Sobre las grandes decisiones de la anterior Administración, los expertos sitúan al ex vicepresidente como el hombre que se mueve detrás de las decisiones de la guerra de Iraq o la creación de la cárcel de Guantánamo.