En un escenario de subida constante del precio del petróleo hasta precios récord, el presidente estadounidense, George W. Bush, recomendó nuevas medidas con las que reducir la dependencia energética del exterior. Así, instó a los legisladores a aprobar una serie de medidas que incrementen la producción de crudo en Estados Unidos, entre las que se incluye la autorización para realizar prospecciones en la reserva natural de Alaska, cuestionadas por los ecologistas y poco rentables hasta ahora económicamente.

Bush mostró en una comparecencia pública su preocupación por la tendencia alcista del barril de crudo y sus repercusiones en la economía norteamericana. Por ello, propuso también la construcción de nuevas refinerías para incrementar el suministro de gasolina y apoyo para la energía nuclear en un contexto de "tiempos difíciles" en la economía, a medida que suben los precios de los alimentos, energía y se debilita el hasta ahora imparable sector inmobiliario.

En su opinión, "muchos estadounidenses están comprensiblemente preocupados por los problemas que afectan a sus bolsillos, desde los precios de la gasolina y los alimentos hasta las cuentas de las hipotecas de la educación". "Están esperando que sus líderes en el Congreso actúen", agregó, lamentando que "en muchos de estos temas lo que están recibiendo es una demora".

Asimismo, Bush reclamó al Congreso que sancione una ley para modernizar la Administración Federal de la vivienda, reformando las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac y permitiendo la emisión de bonos libres de impuestos para refinanciar este tipo de préstamos. Para el presidente, "en todos estos temas, el pueblo estadounidense espera que sus líderes se unan y actúen responsablemente" incluso "en un año electoral".