Biden afirma que Netanyahu está "lastimando a Israel más que ayudando"

El presidente de EE UU, frustrado por la casi nula perspectiva de una tregua antes del Ramadán, advierte al primer ministro que invadir Rafah, sin proteger antes a los civiles, es una "línea roja. No puede haber 30.000 palestinos más muertos".

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
Evelyn Hockstein

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, respondió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de estar "lastimando a Israel más que ayudando" y estableció una "línea roja" en la invasión de Rafah. "Tiene derecho a defender a Israel, derecho a seguir persiguiendo a Hamás", explicó el líder demócrata en una entrevista exclusiva en el canal NBC. "Pero debe prestar más atención a las vidas inocentes que se pierden como consecuencia de las acciones tomadas". "En mi opinión, está lastimando a Israel más que ayudando. Es contrario a lo que Israel significa. Y creo que es un gran error", subrayó.

El presidente estadounidense asegura que la invasión de Rafah constituye una "línea roja" que el ejército no debe traspasar, sin bien deja claro que su país nunca abandonará a Tel Aviv porque "la defensa de Israel sigue siendo crítica". Biden tiene claro que las Fuerzas de Defensa deben erradicar el terrorismo para evitar nuevas amenazas como el atentado del 7 de octubre pasado contra los kibutz, pero subraya que Israel "no puede tener 30.000 palestinos más muertos como consecuencia de perseguir a Hamás". 

El mandatario emplaza al primer ministro israelí a permitir "que entre más ayuda a Gaza y garantizar que los trabajadores humanitarios no queden atrapados en el fuego cruzado". "Proteger y salvar vidas inocentes tiene que ser una prioridad", subrayó.

Las declaraciones de Biden revelan una contundencia inexistente en los primeros meses de guerra, pero que ha ido en aumento a medida que se ha disparado la cifra de civiles muertos y crece la posibilidad de que el ejército ataque Rafah, el último reducto de la Franja libre de combates donde se refugian más de un millón de palestinos

 La idea de que ésta es una 'línea roja' que el Gobierno israelí no debe cruzar abunda en su discurso de las últimas dos semanas. El presidente estadounidense ha advertido al primer ministro Benjamín Netanyahu de que una operación militar en esa zona no puede llevarse a cabo sin que exista un plan previo que proteja a los civiles. Muchos de ellos han llegado a Rafah, precisamente, empujados por los llamamientos de las Fuerzas de Defensa a abandonar el norte y centro de Gaza por los combates.

El peso de los casi 31.000 fallecidos en la Franja y la hambruna que padece la población se ha tornado insoportable. La vicepresidenta Kamala Harris ha profundizado también en el distanciamiento con el Ejecutivo hebreo al diferenciar entre las decisiones de éste y el criterio de la población israelí y la comunidad judía. También ha avisado de la necesidad de ser más "exigentes" al reclamar a Netanyahu que abra la ayuda humanitaria a los gazatíes

Los electores, en contra

La estrategia de Washington tiene muchas ramas y no siempre es sencillo mantener el equilibrio entre ellas. Por un lado, trata de mantener el respaldo a la lucha contra Hamás, pero al mismo tiempo debe distanciarse de las políticas más radicales del primer ministro. Es año electoral. Una reciente encuesta en EE UU revela que el 62% de los electores que votaron por Biden en las últimas elecciones abogan porque Washington deje de enviar armas y municiones a Israel mientras continúen los ataques en la Franja.

Así que la tercera vía puesta en marcha por la Casa Blanca pasa por centrar su atención en solucionar las duras condiciones de supervivencia de los ciudadanos, bien enviando ayuda humanitaria, bien negociando las condiciones de un alto el fuego. EE UU ha enviado esta semana toneladas de alimentos por vía aérea a los civiles y en su discurso sobre el estado de la Unión el presidente anunció la construcción de un puerto flotante que permitirá desembarcar cientos de camiones con víveres en la Franja a diario.

Otro elemento clave que ha acentuado el desgaste de la relación entre Biden y Netanyahu ha sido la falta de acuerdo del Gobierno israelí con Hamás para establecer una tregua duradera antes de esta próxima madrugada de lunes, en el umbral del Ramadán. El líder demócrata está molesto y frustrado. Se había empeñado en que los dos bandos llegaran a un alto el fuego para remediar, al menos en parte, la crisis de los rehenes y rebajar la tensión en la región durante el mes sagrado de los musulmanes. Su Administración quiere evitar un rebrote de la violencia entre israelíes y palestinos en Jerusalén y la Explanada de las Mezquitas, además de evitar que la milicia islamista pueda provocar atentados aprovechando la multitud que atrae esta festividad. El Mossad ha advertido ya de que Hamás pretende "incendiar" la región con la probable intención de galvanizar a sus bases.

Biden afirma en la entrevista emitida este sábado por la NBC que, pese a que "siempre es posible", apenas existen esperanzas de un alto el fuego inmediato. "Sería muy difícil", expresa el mandatario, quien hace solo unos días, el 27 de febrero, se mostraba convencido de que Israel cesaría sus "operaciones" en Gaza durante el Ramadán. En 2023, el presidente y su mujer, Jill Biden, felicitaron a la comunidad musulmana por el comienzo de su fiesta sagrada. Biden reafirmó entonces el "derecho humano universal a practicar, rezar y predicar nuestra fe de manera pacífica y abierta".

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