El miedo a Putin y las amenazas de Trump obligan a Europa a un rearme urgente

La invasión de Ucrania y el aviso de que EE UU puede dejar de proteger a la OTAN obligan a la UE a invertir en defensa.

Daniël Verlaan (arriba, a la derecha), en la videoconferencia de titulares de Defensa de la UE.
Daniël Verlaan (arriba, a la derecha), en la videoconferencia de titulares de Defensa de la UE.
Daniël Verlaan/Twitter

Es muy poco probable que el lector de este artículo haya vivido una guerra. En España, la última, la civil, terminó en 1939. Y en Europa, la mundial, finalizó en 1945. Luego, salvo episodios locales como el desencaje de piezas de la extinta Yugoslavia, el Viejo Continente ha sido un remanso de paz, de pacifismo, que ha podido invertir en bienestar social y reducir los gastos militares. 

En la Unión Europea, tras la salida de Reino Unido, sólo Francia posee armamento nuclear. Disuasión atómica. Pero ese idílico ambiente lo ha cambiado el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al invadir a su vecina Ucrania en febrero de 2022, y lo puede variar aún más Donald Trump si vuelve a mandar en Estados Unidos tras las elecciones de noviembre.

 Trump, que había amenazado con abandonar la OTAN, avisa ahora de que no protegerá a los miembros de la Alianza que no aumenten sus gastos en defensa si son atacados por Rusia. Entre Putin y Trump, entre la espada y la pared, Europa se ve obligada a rearmarse a toda prisa tras décadas de poner flores en la boca de los cañones.

'Si vis pacem, para bellum'. 'Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Algo empezó a cambiar cuando en 2014 Putin incrementó sus tropas en Crimea para arrebatarle esa región a Ucrania. En enero de 2020 se consumó el Brexit y Reino Unido salió de la UE, que quedó así debilitada militarmente. Ese mismo año, el presidente francés, Emmanuel Macron, promovió entre sus socios en la Unión Europea el inicio de un diálogo para aumentar el arsenal nuclear. Su convocatoria apenas tuvo eco. Y, de repente, la guerra volvió a Europa en febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania que aún continúa.

Ese golpe sobre el tablero lo ha alterado todo. "Es la agresión rusa lo que provoca una necesidad de mayor seguridad en el continente", subrayó el ministro de Defensa francés. Sebastien Lecornu apuntó al "miedo" a Putin como causa del abandono de la neutralidad que hasta entonces habían mantenido países como Finlandia y Suecia. El primero ya ha ingresado en la OTAN y el segundo está a la espera. Los vecinos bálticos de Rusia han multiplicado su inversión en armamento: Lituania (353%) y Letonia (186). 

Países cercanos les han imitado: Hungría (148%), Rumanía (124) y Eslovaquia (109%). Desde la caída del Muro de Berlín (1989) y con el fin de la Guerra Fría, el gasto militar europeo se redujo en la mayoría de los estados europeos.

Ahora crece exponencialmente y ya se contempla recuperar el servicio militar obligatorio. Cuando se trata de hablar de ambiente bélico conviene fijarse en Alemania. Antes de la I Guerra Mundial (1914-19) disponía de una gran industria pero no tenía mercado internacional, copado por países colonialistas como Francia y Gran Bretaña. Necesitaba espacio. Un imperio como el que ahora añora Putin. Los alemanes se lanzaron a la guerra como patos al agua. Y perdieron. Fueron humillados. La herida no cerró e insistieron, vestidos con el uniforme nazi, en la II Guerra Mundial (1939-45). Comenzaron con la invasión de Polonia. Putin ha elegido Ucrania.

Alemania hoy es otra. Es socio de la UE y de la OTAN, aunque su inversión en defensa es pequeña en relación a la población que tiene. Tras dos guerras que resultaron devastadoras para el país, el antimilitarismo se hizo hábito. La amenaza de Putin ha obligado a dar un giro.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha anunciado la producción "de armamento de forma masiva". Adiós a los complejos. Su Gobierno tiene prevista una inyección de 100.000 millones de euros. "Los europeos tenemos que hacer más para dejar claro a Putin que estamos en esto para el largo plazo", declaró ayer en la Conferencia de Seguridad de Múnich. También reclamó a sus socios europeos "cooperación" porque "una defensa fuerte requiere una base industrial sólida". 

Y en esa misma cita, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció la presentación en tres semanas de un plan para producir armamento: "Vamos a gastar más, a gastar mejor, con una acción conjunta, en empresas europeas y creando puestos de trabajo de calidad en el sector". Europa quiere blindarse.

Más allá del paraguas de la OTAN, Scholz y Macron aspiran a edificar un muro militar europeo. El proceso está en marcha. El ministro de Defensa germano, Christian Lindner, apuesta por iniciar con Francia el proceso para una política de disuasión nuclear europea. Esa ola de opinión crece. 

La exministra española de Defensa y ahora decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París, Arancha González Laya, urge a Europa a "fabricar más munición y más armamento". En una entrevista en 'La Vanguardia', dice que "no sólo tiene que aumentar su producción, sino su capacidad de producción". Cree que Estados Unidos ha iniciado un repliegue y que invertirá menos en la seguridad exterior. Por eso, considera vital que Europa se una y sea "dueña de su destino". Es lo que ella define como una Europa "a prueba de Trump".

China, el otro desafío

En un mitin celebrado la pasada semana, el expresidente de EE UU animó a Putin a atacar, "a hacer lo que quiera" con los socios de la OTAN que no paguen su cuota de defensa. El presidente de uno de esos países le preguntó si le protegería en caso de ataque ruso. "No", replicó Trump, lo que rompería el artículo 5 del organismo, el que dice que si un estado miembro es agredido, todos responderán a una. La declaración del político estadounidense desató una tormenta en la Alianza Atlántica.

En la reciente cumbre de Madrid de la OTAN, en 2022, se declaró a Rusia como "una amenaza" y a China "como un desafío" que pone en peligro los intereses y valores de la Alianza. China, con su ambición de anexionar Taiwán, puede abrir otro frente en cualquier momento. "Nuestro mundo hoy es conflictivo e imprevisible", se pudo leer en el comunicado oficial de esa cumbre. "Nos mantendremos juntos, como aliados, para defender nuestra libertad y contribuir a un mundo más pacífico", añadieron. 

Trump acaba de desmarcarse. Y buena parte de la opinión pública estadounidense le apoya. No quieren mandar soldados a morir a Europa, como en las guerras mundiales, y se resisten a enviar más dinero y armas para apoyar a Ucrania.

EE UU aporta casi el 70 por ciento del presupuesto total de la OTAN. Reino Unido le sigue en esa lista con el 6 por ciento. Luego vienen Alemania (5,2), Francia (4,7), Italia (2,72). Sólo 11 de los 31 socios superan una inversión en defensa que suponga el 2 por ciento del PIB, algo a lo que todos se comprometieron a cumplir y que exige Trump. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, asegura que a finales de este año ya serán 18 los miembros que cumplan ese requisito. 

España dedicaba en 2018 el 0,93 del PIB a defensa. En 2023 alcanzó el 1,24, según la ministra de ese área, Margarita Robles. Las ya cercanas elecciones europeas (junio) serán clave para el diseño de una política internacional común de la UE en este nuevo mundo incierto con guerras abiertas en Ucrania y la Franja de Gaza.

El penúltimo sobresalto llegó el pasado jueves. El comité de Inteligencia de EE UU alertó sobre una "amenaza grave de seguridad nacional". No dio detalles. Pero la prensa estadounidense cree que este asunto está relacionado con el proyecto de Rusia de instalar un arma nuclear en el espacio para atacar satélites enemigos.

 Según especialistas consultados por el diario 'The New York Times', esa tecnología aún no se ha desarrollado. Pero, al parecer, Putin está en ello, en colgar del techo del planeta una bomba terminal. Europa, tras lo visto en Ucrania, se ve obligada a recargar y modernizar el tambor de su vieja y desusada pistola para que las próximas generaciones sigan viviendo sin guerras.

España, el ejército 21 del mundo 

En la clasificación de ejércitos más poderosos del mundo elaborada por el portal especializado Goblal Firepower, Estados Unidos es el líder y España ocupa el puesto 21. Las tropas españolas están compuestas por 125.579 soldados en activo y 13.702 en la reserva para una población total de 47 millones de habitantes. Israel, que tiene nueve millones de ciudadanos, dispone de 173.000 militares y un contingente enorme de reservistas. Más cerca, Italia (61 millones) cuenta con 170.000 soldados y Francia (68 millones), con 205.000.

EE UU, Rusia y China son, con mucho, los países mejor dotados militarmente. El cuarto es India, por delante de Reino Unido, el primer europeo. Entre los diez primeros figuran también Francia, noveno, e Italia, décimo. De España, que está en el puesto 21 y cuatro plazas delante de Alemania, Global Firepower destaca el número de puertos disponibles, su capacidad de transporte y su flota de fragatas.

Y es el séptimo exportador mundial de armamento: fabrica aviones en Sevilla y Getafe; helicópteros en Albacete; barcos de guerra en Galicia, Andalucía y Murcia; más vehículos blindados y servicios de tecnología y electrónica aplicados al ámbito militar. Su principal cliente es la OTAN.

Para esta organización, España es un socio estratégico. En la base de Torrejón de Ardoz está instalado el centro de operaciones aéreas para la defensa del sur de Europa. Y en la base naval de Rota están varios destructores estadounidenses integrados en el sistema antimisiles de la Alianza Atlántica.

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