Las elevadas bajas en el Ejército aumentan la presión interna sobre un Netanyahu sordo

Veinticuatro militares israelíes pierden la vida mientras el primer ministro se mantiene firme en su plan para erradicar a Hamás de la Franja de Gaza

El Ejército de Israel perdió el lunes veinticuatro soldados
El Ejército de Israel perdió el lunes veinticuatro soldados
EFE

El Ejército de Israel perdió el lunes veinticuatro soldados en la jornada más sangrienta desde el 7 de octubre. Benjamín Netanyahu calificó el día como "el más complicado" de la guerra y adelantó que "en nombre de nuestros héroes, no dejaremos de luchar hasta lograr una victoria absoluta". La contienda vive su cuarto mes, los bombardeos son brutales y los mandos aseguran haber matado a 9.000 miembros de Hamás, desmantelado su estructura al norte de Gaza y cercado la ciudad de Yan Yunis, pero los milicianos mantienen su capacidad de hacer frente al enemigo.

De los veinticuatro caídos, veintiuno eran reservistas y murieron en un mismo incidente ocurrido a las 4 de la tarde del lunes en el centro de la Franja, cerca de la verja de separación. El portavoz del Ejército, general Daniel Hagari, explicó que "los terroristas dispararon un RPG contra un tanque que protegía a las fuerzas y al mismo tiempo se produjo una explosión en dos edificios de dos pisos. Se derrumbaron cuando la mayoría de las fuerzas estaban dentro.. En opinión de Hagari, "fue probablemente el resultado de las minas colocadas por las tropas para demoler los edificios, pero aún está bajo investigación". Israel trata de expandir la zona de seguridad en torno a la verja y dinamita los inmuebles que se encuentran dentro de este perímetro.

Las Brigadas al-Qassam, brazo armado de Hamás, reivindicaron la operación y confirmaron que sus combatientes atacaron un edificio que albergaba a militares hebreos con un proyectil de mortero antipersonas en el campo de refugiados de Maghazi, lo que provocó la demolición completa y al mismo tiempo destruyeron un tanque con un proyectil Yasin-105.

Mientras que Netanyahu prometía "aprender las lecciones necesarias" de esta jornada sangrienta, sus hombres intensificaron las operaciones en Yan Yunis hasta rodear la ciudad natal de Yahya Sinwar y Mohamed Deif, los dos líderes de Hamás más buscados. Israel puso en su punto de mira los hospitales Nasser y El-Amal, según denunciaron fuentes médicas gazatíes, que alertaron del grave peligro para pacientes y personal. La organización Médicos Sin Fronteras aseguró que en el Nasser se podía sentir el "temblor del suelo" a medida que se aproximaban los bombardeos enemigos. Como en Shifa, en Ciudad de Gaza, los isralíes acusan a su enemigo de esconder los centros de mando en túneles situados bajo instalaciones sanitarias.

La guerra avanza por un lado y los contactos para una nueva tregua por otro, siempre a una velocidad más lenta y supeditados al campo de batalla. Este día negro del ejército coincidió con la oferta que Israel habría hecho llegar a Hamás, según informó el portal Axios, que consistiría en dos meses de tregua a cambio de la liberación de los 132 ciudadanos que permanecen cautivos en la Franja.

Dos fases

Según Axios, "el acuerdo incluiría la liberación de todos los rehenes vivos y la devolución de los cuerpos de los muertos en varias fases. En la primera se liberaría a mujeres, hombres mayores de 60 años y los secuestrados que se encuentran en estado médico crítico". Después llegaría el turno de los soldados. Durante los dos meses de tregua, el periodo más largo que Israel ha puesto hasta ahora sobre la mesa, se producirá un "repliegue de los militares de los principales centros de población del enclave" y se permitirá el regreso gradual de los civiles palestinos a la ciudad de Gaza y al norte de la Franja.

Fuentes egipcias declararon a la agencia Associated Press que Hamás rechazó la oferta israelí. Desde Catar, el gran mediador hasta ahora debido a sus estrechos vínculos con Hamás, fueron cautos e indicaron que "las filtraciones son completamente falsas", en palabras del portavoz del Ministerio de Exteriores, Majed al-Ansari, quien afirmó que la negociación entre las dos partes prosigue su ritmo con "fuerza".

Hasta ahora, Hamás ha exigido el final de la guerra y la liberación de 6.000 presos de seguridad palestinos a cambio de la libertad de los cautivos. El Estado judío no lo acepta, pero ha enviado una nueva propuesta a través de Catar y Egipto, y esto significa que los canales de comunicación siguen abiertos.

Netanyahu está cada día más presionado desde el exterior, por el alto número de civiles palestinos muertos, y desde el interior, por unas familias de los cautivos que le piden negociar para traer a los suyos de vuelta con vida a casa. A ello se suman las bajas militares.

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