Cinéfilo, gay, criado en una escuela de elite... Así es Gabriel Attal, primer ministro de Francia

El nuevo inquilino del Palacio de Matignon se convertirá en el político más joven, con 34 años, en asumir las riendas del Gobierno galo en la historia de la V República.

Gabriel Attal, este martes en Clairmarais durante su visita a la localidad, afectada por las fuertes lluvias e inundaciones.
Gabriel Attal, este martes en Clairmarais durante su visita a la localidad, afectada por las fuertes lluvias e inundaciones.
Reuters

Cuando Gabriel Attal era un crío y soñaba con convertirse en actor, le tocó meterse en la piel del gato con botas para una obra de teatro. Un inocente reparto de papeles que con el paso del tiempo ha resultado casi visionario. El nuevo primer ministro de Francia tiene algo de ese felino aparentemente inofensivo que demuestra ser más fiero que tierno y que siempre consigue lo que se propone. Su meteórica carrera le avala. Con 34 años -cumplirá 35 en marzo- ha tenido que sacudirse en varias ocasiones la etiqueta de demasiado joven para asumir el poder, una carga que desde este martes vuelve a llevar sobre sus hombros. Y esta vez pesa especialmente porque será la persona de menor edad en ejercer como jefe del Gobierno galo en la V República, un hito que hasta ahora estaba en manos de Laurent Fabius, quien se mudó al Palacio de Matignon con 37.

El presidente, Emmanuel Macron, no parece haberse dejado llevar por dudas ni prejuicios en su elección. Ni siquiera le ha importado nombrar a alguien con menos canas que él como primer ministro -hasta ahora, sus tres anteriores elegidos le superaban en edad- y con un perfil, por su homosexualidad, abiertamente declarada, que sabe no gustará en todos los sectores. Attal tiene fama de ser el niño bonito del mandatario y, sobre todo, un auténtico prodigio al que no le imponen los retos. Eficaz, leal, ambicioso... Fue criado en el pueblo de Clamart, en el suroeste francés, en el respeto a esa diversidad que su país proclama casi como un lema nacional.

El sucesor de Élisabeth Borne, que dimitió el lunes tras veinte agitados meses en el puesto, es hijo de una descendiente de la nobleza gala, Marie de Couriss, y del franco-tunecino Yves Attal, un conocido cineasta que aparece en los títulos de crédito de taquillazos españoles como 'Tacones lejanos', de Pedro Almodóvar, o 'Acción mutante', de Álex de la Iglesia, por su trabajo como director de producción. De su progenitor ha heredado esa pasión por el séptimo arte hasta el punto de querer ser actor de teatro cuando estaba en el colegio. Él mismo lo contaba ante las cámaras cuando tenía 9 años y la televisión pasó por la Escuela Alsaciana, la institución educativa de élite donde se formó.

Carrera fulgurante

La política no estaba entre los planes del pequeño Attal, que recibió una formación humanista y multicultural y ya adolescente se decantó por el Derecho. Pero la diversidad la lleva hasta en los genes, con raíces hebreas y rusas. La educación fue uno de los pilares del hogar en el que creció y también la cartera que ha portado durante algo menos de medio año en el Ejecutivo de Borne, donde se ha enfrentado al asesinato de un profesor en un instituto en Arras, en el norte del país, y ha adoptado medidas polémicas como la prohibición de la abaya -la túnica que cubre el cuerpo de muchas musulmanas- entre las alumnas. Quienes le conocen aseguran que no le suele temblar el pulso. La lucha contra el acoso escolar, un problema que él mismo reconoció haber sufrido, destacó como uno de sus grandes objetivos, lo que elevó su popularidad dentro de un Gobierno muy tocado.

El primer ministro, que pasó por el Partido Socialista antes de llegar a las filas de Renaissance, la formación de Macron, se ha curtido en la política desde que era un veinteañero. Con 22 años figuraba como consejero en el Ministerio de Sanidad. A los 29 fue nombrado secretario de Estado -de Juventud, y curiosamente la persona de menor edad en formar parte de un Ejecutivo en la actual República- y poco después le eligieron como viceministro de Cuentas Públicas. En julio de 2023 estrenó su propia cartera, Educación Nacional, uno de los pesos pesados en los gobiernos franceses. Ayer se convertía en el cuarto primer ministro designado por el presidente, que confía en él para remontar una legislatura donde encadena quebraderos de cabeza y polémicas, desde la reforma de las pensiones a la migratoria.

Cuando Macron emprendió campaña por su cuenta con Renaissance tuvo a Attal entre sus primeros adeptos. No tardó en convertirse en uno de sus fieles colaboradores. Tanto que, a finales de 2018, en plena crisis de los chalecos amarillos, con el país salpicado de barricadas y violentas protestas, fue el encargado de representar al Ejecutivo en un especial de la cadena pública France 2 en 'prime time'. Nadie más quiso dar la cara. El ahora primer ministro ha demostrado que no le importa ser claro, ni pronunciarse sin rodeos, y lo ha evidenciado también a la hora de compartir su orientación sexual. Incluso en forma de reportajes junto a su pareja, Stéphane Séjourné, como la pareja de moda en el poder.

Viven juntos y los dos se mueven en la arena política. Séjourné ejerce de líder de Renew Europe, la familia de los liberales europeos donde se encuadran siglas como el PNV. Como el nuevo primer ministro, él también tratará de que la ultraderecha no le coma terreno en las urnas, en su caso, en las elecciones comunitarias de junio. La vocación política, cuenta el entorno de Attal, arrinconó los deseos del joven primer ministro de triunfar como actor, precisamente, cuando acudió con sus padres a una manifestación contra la extrema derecha de Le Pen en París. Tenía 13 años, pero él siempre ha sido precoz.

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