Valen más muertos que vivos
En la Franja de Gaza viven dos millones de personas. La superficie de ese pedazo de tierra equivale a la del campo de maniobras de San Gregorio. Pero la población de Gaza es casi dos veces la de Aragón. Imaginen ahora que a todos los habitantes de las provincias de Huesca y Zaragoza nos obligasen a dejar nuestras casas para desplazarnos unos kilómetros al sur en el plazo de 24 horas, bajo amenaza de muerte. Este es el ultimátum que ha lanzado Israel.
El Gobierno de Tel Aviv quiere desalojar la ciudad de Gaza y la parte norte de la Franja. Allí tiene intención de desplegar un ataque terrestre, con el objetivo de reventar las entrañas de esa zona que acoge un complejo entramado de túneles que, durante años, ha servicio para que Hamás se mueva esquivando la vigilancia israelí.
Las distintas teorías apuntan que ese laberinto subterráneo alberga depósitos de armas, a los secuestrados, a la vez son vías para el contrabando, sirven de búnker… Sea como sea, esos pasadizos tienen un gran valor estratégico para los terroristas de Hamás.
Pero en la superficie de ese universo táctico viven personas que ya han sido castigadas de forma brutal por las barbaridades cometidas utilizando su nombre en vano. Condenadas por Hamás a ser mártires que enarbolará tras la contienda para avergonzar a Israel. Tratadas como "animales humanos" por el Gobierno judío. Tampoco los quieren ni en Egipto ni en Jordania, que temen una crisis humanitaria.
¡Qué triste destino aguarda a los habitantes de ese trozo de tierra, que valen más muertos que vivos!