Varios clanes de Turquía acuerdan limitar los regalos de boda por el coste de vida
La crisis económica que azota al país eurasiático dificulta cumplir con las onerosas costumbres.
Numerosos clanes kurdos del sureste de Turquía han consensuado en los últimos meses limitar los regalos en oro y dinero en efectivo, así como los gastos, en las tradicionales bodas y funerales, ya que la crisis económica que azota al país eurasiático dificulta cumplir con las onerosas costumbres.
El mes pasado, tres confederaciones de clanes que representan a unos estimados varios millones de personas en el sureste de Turquía y el norte de Irak, anunciaron su consenso para limitar los gastos de bodas y reducir las ceremonias de condolencias.
"No habrá vestido de novia ni peluquería; las bodas se harán con traje tradicional. En lugar de tres días, los funerales durarán solo dos días", dijo a la cadena CNNTürk el líder kurdo Iskender Ertus en la provincia suroriental de Van.
El consenso entre los clanes Ertusi, Botan y Merzikan pone también fin al hábito de acumular joyas de oro y fajos de billetes en una mesa durante la boda y determina que las contribuciones a la fiesta se han de entregar en sobre cerrado.
El debate lleva ya años agitando a la sociedad kurda, dice a EFE el periodista Zeki Dara, ya que la carestía general causada por la alta inflación y la fuerte subida de los precios del oro por el desplome de la lira turca hace que muchas familias se vean forzadas a vender tierras o pedir créditos para casar a sus hijos.
A una boda tradicional acuden como mínimo 500 personas y el coste empieza en los 10.000 euros, y hay parejas que se ven endeudadas de por vida tras el enlace, explica Dara.
Pero optar simplemente por hacer una ceremonia más modesta no se contempla, señala a EFE el sociólogo Rüstem Erken de Diyarbakir.
"El número de invitados en bodas y funerales indica el poder social que tiene una familia" y exhibirlo es vital para mantener una posición respetada en los negocios o la política, asegura.
También Muhittin Barçin, empresario de la provincia de Hakkari, subraya en conversación con EFE que "bodas y funerales son un momento de mostrar la fuerza de cada clan".
"Pero ya la pandemia afectó estos hábitos y con la política económica actual, la vida es insoportablemente cara, y ahora ya no solo los pobres no pueden participar en esa exhibición de fuerza, sino que hasta los ricos empiezan a tener problemas", agrega.
Por eso, algunos jefes de clanes en Hakkari fijaron ya el año pasado el número de brazaletes, anillos y piezas de oro que puede llevar una novia, y vetaron el vestido blanco y la peluquería, además de insistir en que mujeres y hombres deben celebrar por separado.
Pero estas iniciativas también han recibido críticas, agrega el periodista, sobre todo por parte de las mujeres, que no han sido consultadas y que recuerdan que el entramado económico de la boda refleja una mentalidad patriarcal de reparto de poder entre hombres.
Irfan Sari, exalcalde de Yüksekova, en Hakkari, critica a los líderes de clanes que a su juicio intentan arrogarse con estos decretos una autoridad que no les corresponde.
"Podrían recomendar moderación en los gastos y que nadie intente aparentar más de lo que tiene, pero decidir si una novia puede ir a la peluquería o si debe llevar un traje tradicional en lugar de uno blanco es meterse en la vida privada de la gente", dice Sari a EFE.
Además, exigir que mujeres y hombres celebren por separado muestra que los jefes de los clanes piensan más en su poder de imponer normas sociales que en las tribulaciones económicas de la gente, concluye.
También hay quien prefiere la exhibición: el jueves pasado, una joven pareja de Yüksekova posó ante la prensa con la novia cargada con varios kilos de oro, asegurando que el novio había recibido dos millones de liras, unos 70.000 euros, de los invitados.
