Ecuador blinda su campaña electoral tras el asesinato del candidato Fernando Villavicencio

Conmoción por la muerte del político que prometió luchar contra la corrupción a manos de sicarios en un mitin en Quito.

Militares participan en la ceremonia de conmemoración del primer grito de la independencia, en Quito (Ecuador)
Militares participan en la ceremonia de conmemoración del primer grito de la independencia, en Quito (Ecuador)
José Jacome

El presidente Guillermo Lasso impuso este jueves el estado de excepción en Ecuador después del asesinato del candidato electoral Fernando Villavicencio. La orden se prolongará sesenta días, durante los cuales existirán ciertos límites a los derechos civiles y el despliegue de una fuerza de seguridad extraordinaria en todo el país. El Gobierno, que convocó su Gabinete de Seguridad, persigue blindar el resto de la campaña presidencial y a sus aspirantes de una todopoderosa violencia que consume las entrañas de la sociedad ecuatoriana y que ha tomado el rumbo de países como México o Colombia, con antecedentes de asesinatos a candidatos electorales. Lasso responde así también a l llamamiento general de la OEA, la Unión Europea y la ONU para "defender la democracia". Decenas de gobiernos -desde los europeos y latinoamericanos a Estados Unidos y China- condenaron el atentado

"No les tengo miedo. Aquí estoy yo. Dando la cara". Pocos días antes de su muerte, Fernando Villavicencio se refirió así a las amenazas contra su vida, proferidas por un capo local vinculado al mexicano cártel de Sinaloa. Veinticuatro horas antes de morir el miércoles por la noche en Quito, acribillado a tiros al final de un mitin, volvió a repetir: "Que vengan los sicarios, aquí estoy yo". Sus seguidores le aplaudieron. Él les dijo que se negaba a utilizar chaleco porque "ustedes son mi chaleco antibalas. Soy valiente como ustedes".

El atentado se produjo sobre las 18.40 horas, pasada la una de la madrugada del viernes en España. Villavicencio, periodista de investigación de 59 años y líder de Construye, un movimiento que promete limpiar la corrupción y combatir el crimen, había pronunciado un mitin en un colegio de la capital. En el momento en que entró en su coche comenzaron los disparos. Un grupo de sicarios envió varias ráfagas desde el lado opuesto del vehículo. El cabecilla pudo ser un hombre de "baja estatura" armado con un revólver que descargó contra el político. Los escoltas de éste respondieron con sus armas. Decenas de simpatizantes se echaron al suelo o corrieron a refugiarse dentro del local. Nueve personas resultaron heridas, entre ellas dos policías y una postulante al Parlamento.

Los escoltas abatieron a uno de los sicarios, al parecer el que lideró el ataque, que quedó malherido y murió en el hospital. Sin embargo, para Villavicencio ya era demasiado tarde. Le habían alcanzado tres disparos mortales en la cabeza. Los agresores huyeron tras lanzar una granada que no explotó. Más tarde, la Policía detuvo a seis sospechosos en dos barrios populares de Quito. 'Es tiempo de valientes', rezaban los pasquines de Construye que quedaron desperdigados por un suelo regado de restos de sangre.

"Vivimos una película de terror, con metralletas que dispararon treinta, cuarenta disparos. Vimos caer heridos, y dolorosamente el asesinato de Fernando", declaró Galo Valencia, tío del candidato, que se baraja como la persona que podría tomar su testigo al frente de la plancha electoral. "No había nada que hacer, eran tiros en la cabeza", confirmó Carlos Figueroa, colaborador del partido.

Apagado el eco de los disparos, se produjo una reacción espontánea de apoyo al presidenciable asesinado con gritos como "Fernando, valiente. Fernando vivirás por siempre". Los manifestantes corearon también lemas contra el expresidente Rafael Correa, mandatario entre los años 2007 y 2017, posteriormente condenado en ausencia por delitos de corrupción. El periodista investigó durante años, y seguía haciéndolo, las relaciones entre el crimen y el poder político. Denunció las tramas en que estuvo envuelto Correa, quien ayer tuiteó: "Ecuador se ha convertido en un estado fallido. Mi solidaridad con su familia y con todas las familias de las víctimas de la violencia".

"No quedará impune"

Lasso advirtió que el atentado "no va a quedar impune. El crimen organizado ha llegado muy lejos, pero les va a caer todo el peso de la ley". El presidente se hizo eco de las amenazas que el periodista había recibido del jefe de Los Choneros, grupo vinculado a los narcos sinaloenses. Su homólogo mexicano, Manuel Andrés López Obrador, negó sin embargo que el cártel pudiera tener relación con la emboscada en un sorprendente mensaje en el que dijo llamarle "la atención que de inmediato empiezan a repartir culpas de manera muy sensacionalista y poco seria". Horas más tarde, el atentado fue reivindicado por Los Lobos, una máquina de matar compuesta por más de 8.000 individuos que en un vídeo amenazó además a otro candidato; el dirigente del Partido Social Cristiano Jan Topic. El vídeo se encontraba anoche bajo investigación.

Por su parte, el abogado de la familia insinuó que el periodista pudo acudir al mitin sin las debidas medidas de seguridad.  "No hubo inteligencia ni un barrido previo" e incluso se prescindió de que Villavicencio viajara en esta ocasión en un vehículo blindado, que hubiera ayudado a salvarle la vida. "Ni siquiera hubo un cerco policial de custodia. Nos dejan dudas sobre un crimen de Estado", concluyó. La Policía rehusó este comentario, precisó que hubo tres anillos de seguridad y que varios escoltas resultaron heridos.

Ecuador permanece en estado de profunda conmoción. La campaña a unos comicios que se celebrarán el próximo día 20, o en octubre si fuera necesaria una segunda vuelta, quedaron suspendidos por un día. Miles de ciudadanos se sintieron perplejos y desorientados en el país de la muerte creciente por el primer asesinato contra un candidato a presidente de la República. Pero, sobre todo, del político que más se había comprometido con la lucha contra la corrupción y el terror. Las encuestas no le daban posibilidades de gobernar. Entre los ocho postulantes a las urnas, ocupaba el cuarto o quinto puesto en los sondeos. Sin embargo, muchos le veían como la receta contra una violencia rampante, inédita y tan asfixiante que el propio Lasso se pronunció en abril a favor de que los ciudadanos porten armas para defenderse de los delincuentes.

El país registró el año pasado 4.016 asesinatos. El chantaje y los secuestros han crecido un 300%. No existen precedentes de esta hemorragia, al alza desde hace un lustro debido a la colaboración entre las narcomafias internacionales y los pandilleros que dirigen las cárceles, roban, extorsionan y siembran las calles de cadáveres acribillados o decapitados.

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