El nuevo Gobierno de Recep Tayyip Erdogan ya está operativo. El líder islamista quiere cambios en Turquía y el primer paso ha sido remodelar casi por completo su equipo, ya que solo mantiene a dos ministros. Pocas horas después de jurar su cargo de presidente ante decenas de mandatarios llegados de todo el mundo, presentó en Ankara a los propietarios de las diecisiete carteras de su Ejecutivo. Los nuevos hombres fuertes del Gabinete son Fidan, que reemplaza a Mevlut Cavusoglu como titular de Exteriores; Mehmet Simsek, nuevo responsable de Economía, y Cevdet Yilma, vicepresidente.

Fidan cambia la jefatura de los servicios de Inteligencia (MIT) que ha ocupado durante más de una década por la diplomacia, pero mantiene Siria como uno de sus temas principales. Bajo su mandato el papel de los servicios secretos otomanos jugó un papel clave en las operaciones militares lanzadas al norte del país vecino para frenar a las Unidades de Protección Popular (YPG, que son el brazo sirio del PKK y combaten junto a Estados Unidos) y en la tutela turca de la provincia de Idlib, único punto que queda fuera del control del régimen de Bashar al-Assad. Por sus manos han pasado también los encuentros de los últimos meses para lograr el acercamiento entre Ankara y Damasco después de doce años de guerra.

Experiencia militar

Erdogan ha dado especial importancia a las personas que han jugado un rol clave en Siria y por ello ha nombrado ministro de Defensa a su exjefe del Estado Mayor, general Yasar Guler, responsable del despliegue militar turco en el país vecino. Otro caso es el del exgobernador de Estambul y Gaziantep, Alí Yerliyaka, designado encargado de Interior tras su experiencia al frente de una de las provincias que más refugiados sirios alberga entre 2015 y 2018.

Por encima de la guerra en Siria o de la incorporación de Suecia a la OTAN, lo que preocupa a los turcos es la grave situación económica y para ello el presidente ha recurrido a su exministro de Economía, Mehmet Simsek. El nuevo zar de las cuentas otomanas compareció ante los medios para anunciar que "combatir la inflación es la base de nuestra política", prometió "responsabilidad" y "disciplina fiscal". La inflación supera el 40% y los precios se han disparado.

El primer paso es "volver a un terreno racional", lo que se ha interpretado como una subida de los tipos de interés, una medida a la que se resistía Erdogan. La lira no para de perder valor desde la celebración de las elecciones y el euro ya ha superado la barrera de las veintidós liras.