Seis millones de semillas para recuperar los bosques autóctonos de Zimbabue

Se distribuiran este mes entre agricultores a pequeña escala, para que las germinen y siembren ellos mismos.

Seis millones de semillas para recuperar los bosques autóctonos de Zimbabue
Seis millones de semillas para recuperar los bosques autóctonos de Zimbabue
Simon de Swardt/My Trees Trust

Una organización conservacionista en Zimbabue ha recolectado este año unos seis millones de semillas de árboles autóctonos para recuperar los bosques diezmados en el país por los cultivos de tabaco y el uso de madera en plena crisis energética.

"Lo que esperamos que haga la gente es plantar estos árboles en los márgenes de sus campos o alrededor de sus hogares", dice a EFE Nick de Swardt, cofundador de la fundación My Trees Trust (MTT), que pretende distribuir este mes las semillas entre agricultores a pequeña escala, para que las germinen y siembren ellos mismos.

MTT, que empezó a operar en 2019, pretende "instalar de nuevo la cubierta de árboles en el paisaje" de Zimbabue.

Las semillas se distribuyen en pequeños paquetes que incluyen sencillas instrucciones en la lengua local shona sobre cómo plantarlas y cuidarlas.

Para reunirlas, la fundación acudió a las comunidades rurales, que las venden por tres dólares estadounidenses (2,8 euros) el kilo.

En este momento, la organización cuenta con treinta viveros en todo el país donde almacena las semillas, detalla De Swardt.

Tabaco y crisis energética

MTT quiere poner remedio con esta iniciativa a las altas tasas de deforestación del país, que pierde cada año alrededor de 300.000 hectáreas de sus bosques autóctonos, según la Comisión Forestal de Zimbabue.

Decenas de miles de agricultores de tabaco a pequeña escala causan hasta el 20 % de esa pérdida forestal, al usar la madera como combustible para curar sus hojas en los graneros, un proceso que consiste en deshidratarlas para provocar cambios químicos en su interior.

Por si fuera poco, la crisis energética que atraviesa el país ha provocado una gran demanda de leña en las zonas urbanas, que sufren cortes eléctricos diarios de al menos 16 horas.

Zimbabue tuvo que cerrar a finales de noviembre y hasta el próximo enero la Central Eléctrica Kariba South Bank, en el lago Kariba (noroeste), que dota al país de la mayor parte de su suministro eléctrico, tras agotar el agua que el país tenía asignada.

Barato, pero quizás ineficiente

Frente a los deseos de repoblar de árboles el país, una botánica zimbabuense que prefiere mantener el anonimato cuestiona la utilidad de la iniciativa de MTT.

"Las semillas son un método muy ineficiente para restaurar los bosques", señala en conversación con EFE la especialista, al subrayar que las raíces de los árboles y arbustos de los bosques tropicales y las sábanas permanecen bajo la tierra incluso cuando son talados sobre la superficie.

"Hay una gran reserva de nutrientes en las raíces y esto producirá rápidamente tallos robustos con las lluvias", explica.

Pero, según el cofundador de la organización, el proyecto no es más que una prueba de bajo coste y, si funciona, sería "una manera muy barata de cubrir el suelo de árboles".

En este sentido, MTT planea llevar a cabo una encuesta en febrero próximo con los agricultores implicados para ver cuántos de ellos lograron sembrar con éxito las semillas.

"Recolectar, empaquetar y distribuir una semilla de árbol cuesta menos de un céntimo de dolar", zanja De Swardt.

En cambio, el coste asciende a 2,5 dólares (2,4 euros) cuando se trata de una plántula (primeros estadios de desarrollo de una planta) que debe germinar, crecer en un vivero y distribuirse a los campesinos, a quienes hay que pagarles por plantarla y cuidarla durante los tres primeros años.

Aun así, MTT busca plantar este mes 320.000 plántulas en tres distritos agrícolas en el norte y el este de Zimbabue y el año que viene quiere llegar hasta medio millón.

Aunque De Swardt todavía no conoce la tasa de supervivencia de las semillas, la de las plántulas alcanza el 75 %. La organización lo sabe porque hace un recuento al menos dos veces al año y las monitoriza a través de una aplicación llamada Greenstand.

"Tomamos fotografías de cada uno de los árboles que hemos plantado. Tienes que contarlos o, si no, perderías la noción del impacto que estás teniendo", concluye el cofundador.

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