Biden y Putin "seguirán con el diálogo" aunque EE UU está "preparado para otro escenario"

Washington saca a sus asesores militares de Ucrania en un día de diplomacia intensa y sin resultados entre los dos presidente y el francés Macron.

Biden habla con Putin en la última reunión telefónica centrada en Ucrania
Biden habla con Putin en la última reunión telefónica centrada en Ucrania
Adam Schultz / The White House /

Por segunda vez en dos meses, los presidentes de Estados Unidos y Rusia han hablado sobre la creciente tensión -algunos dirían casi rayana en lo insoportable a la vista de los últimos pasos- ante un eventual conflicto bélico en Ucrania. Y por segunda vez, ni Joe Biden ni Vladímir Putin avanzaron un milímetro hacia un escenario de mayor calma. Los dos mandatarios conversaron por teléfono este sábado durante algo más de una hora a petición del inquilino del Despacho Oval -Putin lo había programado para mañana- y "no hubo ningún cambio fundamental" en sus actitudes, según fuentes rusas conocedoras de la entrevista.

La Casa Blanca informó de que su presidente había reiterado al jefe del Kremlin que si Rusia invade Ucrania sufrirá "costes graves". "Estados Unidos, junto a nuestros aliados y socios, responderá con decisión e impondrá costes rápidos y graves a Rusia", manifestó. Biden añadió que la ocupación "generaría sufrimiento humano generalizado y rebajaría la posición de Rusia", y dejó claro que "Estados Unidos está preparado para comprometerse en la diplomacia en plena coordinación con nuestros aliados y socios, pero está igualmente preparado para otros escenarios".

A quienes hayan seguido la crisis desde el principio, ni una sola de estas palabras les sonará nueva y alimenta la ambigüedad calculada con la que bailan las dos superpotencias alrededor de Ucrania. De hecho, ambos líderes acordaron, según la nota oficial, "continuar con el diálogo", lo que en un contexto diferente induciría a pensar que existe margen para una esperanza de paz fundada, pero que zozobra en el caso de las dos superpotencias empeñadas en tensionar el laberinto, con Moscú engrosando sus tropas en la frontera y la Casa Blanca poniendo fecha a la guerra a principios de esta semana entrante.

Estados Unidos utiliza el lenguaje belicista, pero el propio Biden ha asegurado que ningún militar de su país combatirá en la república exsoviética en caso de un ataque ruso y su intervención se limitará a reforzar el contingente de la OTAN en la región. De hecho, retiró este sábado a los 160 instructores militares que adiestran desde hace tiempo a las tropas ucranianas, a la par que llamó de nuevo a la evacuación de los residentes estadounidenses y del personal de su Embajada .

La voz de alarma ha tenido eco en otras cancillerías. España, Bélgica, Italia, Alemania y Turquía se han sumado a Reino Unido, Canadá, Holanda, Noruega, Australia, Japón e Israel y han instado a sus compatriotas a abandonar suelo ucraniano. El Kremlin también llamó a su personal en Kiev en orden a una "optimización" de su legación. Algunas fuentes creen, sin embargo, que subyace el temor a que pudiera producirse alguna agresión por parte de radicales ucranianos o de "terceros países" para incendiar todavía más la situación, convencido como está el jefe de la diplomacia Sergei Lavrov, de que hay un interés en "provocar" a Moscú.

El temor crece. La aerolínea KLM ha suspendido los vuelos con la exrepública soviética y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, ha desplegado un plan en la ciudad para "prevenir o superar" un ataque militar. Las autoridades han habilitado 1.500 refugios y desplegado 13.500 efectivos y 780 unidades de equipo militar para responder a una eventual emergencia.

"El pánico no ayuda"

"El mejor amigo de nuestros enemigos es el pánico. Y toda esta información causa pánico, y no nos ayuda", se lamentó este sábado el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a la vista de esa inquietud que crece en la población, la evacuación de las embajadas y el "exceso de información" sobre la evolución de la crisis. "A mí me parece que en el espacio de hoy en día hay demasiada información sobre una 'guerra profunda a gran escala' por parte de la Federación Rusa. Incluso ya se están anunciando las fechas correspondientes", recordó, en relación al mensaje difundido esta misma semana por el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.

Frente a la retórica beligerante de Biden, la ambivalencia lingüística es la herramienta preferida de Putin en las conversaciones espirales de los últimos días. Niega cualquier afán de ocupación en las maniobras que desarrolla alrededor de Ucrania u apuesta por la vía diplomática, pero rechaza comprometerse en una desescalada mientras refuerza con más soldados sus ejercicios en Bielorrusia o frente a las ciudades separatistas del Donbass.

Su agenda es la de un hombre con poder absoluto sobre esta crisis. Horas antes de conversar con el líder estadounidense lo hizo con el francés, Emmanuel Macron, a quien transmitió el argumento que más peso cobra ahora mismo en el argumentario ruso: Putin está preocupado por "las especulaciones provocadoras sobre la presunta 'invasión' rusa planificada de Ucrania"; a su juicio, una especie de alfombra destinada a crear "los requisitos previos para posibles acciones agresivas de la fuerzas de seguridad ucranianas (contra las rusas) en el este del país". Por si fuera poco, horas antes de la conversación la Armada rusa descubrió en sus aguas territoriales a un submarino estadounidense, al que obligó a salir a mar abierto internacional cerca de las Kuriles.

Los mandatarios francés y ruso hablaron por teléfono justo unos días después de su reunión en Moscú, famosa por la mesa de casi seis metros de longitud que impuso el jefe del Kremlin por seguridad sanitaria después de que Macron declinara hacerse una PCR antes del encuentro. Según un comunicado del Elíseo, el presidente galo comunicó a su homólogo ruso que el diálogo sincero «no es compatible con la escalada», aunque los dos acordaron profundizar en las conversaciones para mantener la estabilidad en Europa. El deseo habitual pero un poco más cerca del abismo.

Un buque ruso fuerza a salir de sus aguas a un submarino americano

La Armada rusa detectó la presencia de un submarino estadounidense dentro de sus aguas territoriales en el Pacífico, a la altura de las islas Kuriles. Es el primer incidente que se produce entre las dos potencias desde que Moscú iniciase el mes pasado maniobras navales a gran escala en varios mares y océanos. Tras no recibir respuesta por radio a sus avisos, según informó un comunicado del Ministerio de Defensa ruso, un destructor, el 'Mariscal Shaponshikov, obligó con los "medios adecuados" al sumergible a "salir a la superficie inmediatamente" y "a salir de las aguas territoriales rusas a toda velocidad".

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