Alemania administrará la tercera dosis a toda la población para evitar unas Navidades "terribles"

 El país registra el récord de contagios de la pandemia con 65.000 nuevos casos y Merkel admite que la situación "es muy dramática".

Cartel en un bar de Nuremberg que advierte que solo se permite la entrada a vacunados
Cartel en un bar de Nuremberg que advierte que solo se permite la entrada a vacunados
Reuters

La covid-19 ha puesto en alerta roja a Alemania, que tomará medidas drásticas para frenar el gran repunte de positivos. La Comisión Permanente de Vacunación (Stiko) aconsejó ayer ofrecer de manera inmediata una dosis extra a todos los ciudadanos mayores de 18 años. La aplicación de este pinchazo para reforzar la inmunidad contra el coronavirus debe realizarse seis meses después de haber recibido la última vacuna, pero se puede adelantar según criterio de los médicos. Hasta ahora el gremio de expertos había recomendado inyectar la tercera dosis a mayores de 70 años, personas con debilidad inmunológica, residentes en geriátricos o centros de atención a enfermos crónicos y el personal que los atiende, así como a los empleados de hospitales.

El presidente de la Stiko, Thomas Mertens, subrayó que todos ellos tienen preferencia con la dosis extra. También quienes no se hayan vacunado hasta ahora y acudan a hacerlo tendrán prioridad.

Esta medida radical llega cuando la cifra de contagios se ha desbocado al alcanzar ayer la cifra récord absoluta de 65.371 nuevas infecciones en 24 horas, superando por primera vez desde el comienzo de la pandemia la cota de las 60.000 y una semana después de que se sobrepasaran las 50.000. El Instituto Robert Koch (RKI), responsable de coordinar la lucha contra la enfermedad en este país, anunció también una nueva marca para la incidencia del virus, que se eleva a 336,9 casos por cada 100.000 habitantes a siete días. También el índice de ingresados en hospitales por un contagio con el virus, parámetro decisivo para aumentar las restricciones, aumentó a 5,15 personas por cada 100.000 habitantes en una semana. El nivel más alto se alcanzó la Navidad pasada con 15,5 casos. En toda Alemania se registraron en la última jornada 264 fallecimientos por la enfermedad. Hace una semana eran 235 y desde el comienzo de la epidemia han muerto 95.538 personas en Alemania por covid.

"Nos dirigimos por el momento hacia una situación crítica. Vamos a vivir realmente unas Navidades terribles si no damos ahora un golpe de timón", advirtió el presidente del RKI, Lothar Wieler, quien comentó que la cifra de nuevas infecciones supera con seguridad los registros oficiales. "Son el doble o el triple" mayores, afirmó Wieler en declaraciones televisivas.

Destacó que el índice de fallecimientos es del 0,8% de los contagios, lo que quiere decir que en las próximas semanas van a morir en Alemania más de 400 personas al día. "Y eso no hay quien lo cambie", dijo el presidente del RKI, quien destacó que "nunca hasta ahora habíamos estado tan preocupados" por la situación de los hospitales desde el comienzo de la pandemia. "Los pronósticos son superfunestos. Son realmente funestos", subrayó el especialista. La cuarta ola superará todo lo conocido hasta ahora si no se toman medidas "restrictivas para la población" y si no se incrementa con fuerza la tasa de vacunación, agregó el presidente del RKI. Esta última no alcanza aún el 70% de la población, una de las más bajas de Europa occidental, junto a las de Austria y Suiza. Y este dato ha hecho que incluso, la canciller en funciones Angela Merkel, que ya está de salida, pusiera ayer el grito en el cielo. Para empezar ha ordenado la reactivación de los centros de vacunación y el Ejército Federal tiene disponibles 12.500 sanitarios para la operación.

Marginación social

Merkel y los primeros ministros de los 16 estados federados alemanes acordaron  introducir la vacunación obligatoria para todo el personal que trabaje en clínicas y hospitales, residencias de ancianos y centros para enfermos crónicos, así como en el transporte y la atención domiciliaria de enfermos y mayores. "La situación es muy dramática y lo importante ahora es actuar rápida y consecuentemente, con mejores controles. Luego podremos observar si logramos detener la dinámica o por lo menos controlarla", dijo Merkel en una comparecencia ante los medios. La situación de Alemania "sería mejor si el agujero de los no vacunados no fuera tan grande", declaró la canciller al reconocer que este país tiene una de las tasas de inmunización más bajas de Europa occidental con menos del 70% de la población inmunizada completamente.

Parte de los acuerdos alcanzados por Merkel y los primeros ministros quedan reflejados en la reforma de la llamada Ley de Protección ante las Infecciones para facilitar las medidas contra el coronavirus, aprobada ayer por el pleno del Bundestag, por amplia mayoría. Los parlamentarios acordaron restricciones que conllevan la marginación social de los no vacunados. Entre las nuevas normas figura la obligación de acudir al puesto de trabajo con un certificado de vacunación o de haber sanado, pero también la opción de ser sometido a un test para detectar un posible contagio. Se recomienda el teletrabajo y quienes se nieguen a cumplir la normativa pueden ser suspendidos de empleo y sueldo e incluso se arriesgan a ser despedidos.

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