Otro vídeo de violencia policial contra un afroamericano sacude EE. UU.

Un agente de Kenosha, Wisconsin, dispara siete veces por la espalda a un hombre que se metía en su coche en presencia de sus tres hijos.

Un afroamericano se enfrenta a la Policía en los disturbios callejeros en Kenosha
Un afroamericano se enfrenta a la Policía en los disturbios callejeros en Kenosha
Mike De Sisti

La llama del Black Lives Matter volvió a prender ayer con otro indignante episodio de abuso policial que puede costar la vida a Jacob Blake. El hombre yace en estado de coma en el hospital Froedtert de Kenosha (Wisconsin), después de un agente le metiese siete disparos por la espalda sin venir a cuento cuando se introducía en su coche.

Por supuesto, el vídeo no cuenta toda la historia, sólo la que puede ser el momento final de Blake. Según su abogado, Ben Crump, sus tres hijos fueron testigos del incidente. El hombre había separado a dos mujeres que se peleaban dentro de una vivienda cerca de Lake Michigan cuando apareció la Policía, sin que esté claro quién la había avisado. Blake no quiso quedarse a dar más explicaciones temiendo convertirse en cabeza de turco y acabar en la cárcel, siempre según su abogado, por lo que se encaminó hacia su coche seguido por dos agentes, que le ordenaron quedarse fuera. Uno de ellos incluso le apuntaba con la pistola.

Blake les ignoró, según se ve en el vídeo doméstico. Abrió la puerta de su coche y en ese momento en el que se subía, uno de los agentes le agarró por la camiseta y le pegó siete tiros seguidos. La víctima estaba de espaldas. No tuvo oportunidad alguna de defenderse.

El video recoge también cómo los otros agentes intentaron reanimarle en el suelo para salvarle la vida, seguramente conscientes de que otro asesinato policial en este momento en el que se han producido los mayores disturbios raciales desde la muerte de Martin Luther King en 1968, podría reavivar el incendio que no se ha llegado apagar.

Disturbios

El documento gráfico se expandió por las redes sociales como la pólvora y al acabar el día lo habían visto 700.000 personas. La indignación se trasladó a las calles de Kenosha, donde las manifestaciones de protesta se tornaron violentas y acabaron con escaparates rotos, negocios saqueados y coches incendiados. El camión municipal de recolección de basuras colocado para impedir el paso hacia la jefatura de Policía fue el primero que ardió, mientras los antidisturbios disparaban granadas de gas lacrimógeno.

Las autoridades locales declararon el estado de emergencia e impusieron un toque de queda que comenzó a medianoche y se prolongó hasta las siete de la mañana. Los daños registrados durante la noche en el edificio de la Seguridad Pública y en los tribunales de la ciudad impidieron su apertura ayer.

Blake luchaba por su vida en estado muy grave en un hospital de Kenosha, situada a 40 minutos de Milwaukee, justo donde los demócratas celebraron la semana pasada la Convención del partido, que coronó a Joe Biden como candidato a la presidencia del país y a Kamala Harris como su vicepresidenta.

Estados Unidos también lucha por salvar su alma. Si el afroamericano muere, la convención republicana que empieza hoy tendrá como fondo otro escenario apocalíptico de violencia y saqueos que favorecerá el discurso de Donald Trump. De momento, el agente ha sido retirado del servicio mientras se esclarecen las circunstancias de estos hechos.

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