EE. UU. retirará un tercio de sus soldados destacados en Alemania

La medida evidencia las diferencias en defensa entre Washington y Berlín.

Angela Merkel y Donald Trump.
Foto de archivo de Angela Merkel y Donald Trump.
Reuters

El Gobierno estadounidense anunció este miércoles la salida de Alemania de cerca de 12.000 soldados, un tercio de los 35.000 efectivos que mantiene estacionadas de forma permanente en ese país. La medida, que Berlín lamenta, refleja el progresivo distanciamiento en defensa entre dos tradicionales aliados, que también han chocado en los últimos años en política exterior y comercio internacional.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, explicó en una rueda de prensa que 6.400 militares regresarán a su país mientras que cerca de 5.600 serán redistribuidos entre otros aliados europeos, como Polonia y Bélgica. La medida, aseguran fuentes del Pentágono, se enmarca dentro de los esfuerzos de Washington por resituar sus fuerzas con el objetivo de poder competir en mejores condiciones contra las nuevas amenazas provenientes de Rusia y China. El plan costará menos de 10.000 millones de dólares. Según la cadena pública regional alemana SWR, la decisión afecta al personal de cuatro cuarteles de Estados Unidos en Alemania. Las tropas quedarán reducidas a 24.000 unidades, su menor cifra desde la II Guerra Mundial (aunque continuará siendo el segundo país con más militares estadounidenses tras Japón).

Pero la retirada no solo es numérica. Estados Unidos desplazará los cuarteles generales de su Comando Europeo (Eucom) y del de Operaciones Especiales de Europa a Bélgica, informó el comandante del Eucom, Tod Wolters. Todo un golpe diplomático, por la pérdida de peso específico de las tropas en Alemania. Permanecen por el momento en territorio germano el Comando de África y el Comando de Operaciones Especiales de África, aunque Wolters advirtió que también podrían abandonar el país en un futuro.

El Pentágono ciñó la argumentación del plan al ámbito defensivo. "Nuestra estrategia exige una velocidad cada vez mayor en nuestras operaciones y una mejora permanente de nuestro posicionamiento. Este realineamiento nos permite disuadir más favorablemente a Rusia, asistir a la OTAN, reforzar la alianza, mejorar la flexibilidad estratégica y mejorar la flexibilidad operativa de la Eucom", aseguró Wolters.

No obstante, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha apuntado otros motivos. Como ya apuntó al avanzar la retirada parcial de tropas el pasado junio, la decisión está ligada a su habituales críticas a Berlín por no dedicar a defensa el 2% de su producto interior bruto (PIB). "Están allí para proteger a Europa. Están allí para proteger a Alemania, ¿no es así? Y se supone que Alemania debe pagarlo. Alemania no está pagándolo. No queremos seguir siendo los primos", aseguró en declaraciones a los medios este miércoles Trump. "Estamos reduciendo las fuerzas porque no están pagando las facturas. Es muy simple: son delincuentes". Esper, interrogado al respecto, ahondó en este punto. «Alemania es el país más rico de Europa. Alemania puede y debe pagar más por su defensa. Debería cumplir el estándar el 2%", afirmó.

Alemania se comprometió en la cumbre de la OTAN de 2014, al igual que el resto de aliados, a aumentar su presupuesto militar hasta el 2%, algo que no tiene nada que ver con el coste de las tropas estadounidenses con base en su territorio. Pero, pese al progresivo aumento de los últimos cinco ejercicios, está lejos de conseguirlo. En la actualidad se sitúa en torno al 1,4%. Además, la ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha sugerido recientemente que la crisis del coronavirus va a ralentizar el avance hacia la meta del 2%.

Sin sentido

El plan estadounidense ha sentado como un jarro de agua fría en Alemania. El coordinador del Gobierno alemán para las Relaciones Transatlánticas, Peter Beyer, afirmó en Twitter que la decisión perjudica a su país, pero también a la OTAN y a Washington. "La reducción de las tropas estadounidenses no favorece los intereses de seguridad de Alemania o la OTAN y no tiene sentido geopolítico para Estados Unidos. Necesitamos más cooperación para superar el futuro", apostilló.

De esta forma, Estados Unidos se distancia otro paso más de uno de sus aliados más fieles desde el fin de la II Guerra Mundial. La relación, que había sido estrecha y coordinada durante décadas con escasas excepciones -como la segunda guerra de Irak en 2003-, ha entrado en barrena desde la llegada de Trump a la Casa Blanca.

Los frentes son múltiples. Además de afearle a Berlín en múltiples ocasiones su gasto militar, Trump ha criticado a Alemania por su elevado superávit comercial -porque exporta a Estados Unidos mucho más de lo que le compra- y le ha amenazado en varias ocasiones con imponer fuertes aranceles, empezando por los vehículos, el principal producto alemán. El presidente también ha denunciado que Alemania esté construyendo un gasoducto para recibir directamente energía de Rusia (y no a través de Ucrania o comprar gas licuado estadounidense). De hecho, ha impuesto sanciones extraterritoriales para las empresas que participen en su construcción, retrasando notablemente esta polémica iniciativa. Varios medios alemanes han publicado asimismo que Trump se sintió profundamente ofendido cuando la canciller alemana, Angela Merkel, rechazó de plano, alegando motivos de seguridad en plena pandemia de coronavirus, viajar a Estados Unidos para participar este junio en una cumbre presencial del G7. El encuentro no se llegó a celebrar porque el presidente lo desconvocó.

Las diferencias entre Berlín y Washington son tales que el Gobierno alemán, a su pesar, pero con Merkel a la cabeza, ha acabado virando de sus posiciones tradicionales para apoyar la apuesta por la "soberanía estratégica" de la Unión Europea (UE) propuesta por el presidente francés, Emmanuel Macron. Sobre todo si Trump logra este noviembre una segunda legislatura.

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