Expulsión recíproca de diplomáticos: la crisis entre Bolivia y España agita la calma diplomática en fin de año

El Gobierno en funciones de Sánchez respondió a las expulsiones de miembros de la delegación diplomática española en La Paz con la expulsión de tres diplomáticos bolivianos destinados en Madrid.

Calma a las puertas de la Embajada española en La Paz
Calma a las puertas de la Embajada española en La Paz
DAVID MERCADO

La normal calma que a nivel diplomático se vive a fin de año se rompió este lunes con el choque de Bolivia con México y España que terminó con la expulsión recíproca de diplomáticos por un incidente ocurrido el viernes pasado en la embajada mexicana en La Paz.

En medio de la tensión vivida desde hace varias semanas por la presencia de 9 personas asiladas, entre ellos varios exfuncionarios del Gobierno del expresidente Evo Morales, en la embajada de México en La Paz, la visita de una diplomática española a esa legación terminó con la acusación del Ejecutivo interino de Jeanine Áñez de que habían intentado "atropellar" la soberanía de Bolivia.

Todo porque, según las autoridades bolivianas, el cónsul español, Álvaro Fernández, y la encargada de Negocios, Cristina Borreguero, intentaron ingresar de forma "clandestina" y acompañados de individuos "encapuchados" y "presumiblemente armados", al parecer para facilitar la "fuga" de varios exministros de Morales.

Pese a los esfuerzos del fin de semana para superar el caso, el Ejecutivo boliviano declaró este lunes como personas no gratas a la embajadora mexicana, María Teresa Mercado, y a los diplomáticos españoles Fernández y Borreguero, junto a un grupo de funcionarios, a quienes dio 72 horas para salir del país.

Una medida que, aunque "no implica la ruptura de las relaciones diplomáticas", causó la lógica molestia de los otros dos países involucrados, que respondieron con medidas recíprocas o con llamadas de atención para una situación que ya era difícil.

México retira a la embajadora

México, que no vive su mejor relación con Bolivia después de que concediera asilo a Morales dos días después de que renunciara al poder el pasado 10 de noviembre, defendió a Mercado, a quien ordenó regresar a su país para "resguardar su seguridad e integridad" y dijo que la decisión del Gobierno de Áñez es de "carácter político".

"Cuando le eres incómoda a un Gobierno que llegó al poder mediante un golpe de Estado, significa que hiciste un gran papel", aseguró este lunes en Twitter el director general de organismos y mecanismos regionales americanos de la Cancillería mexicana, Efraín Guadarrama, en referencia al presunto golpe de Estado que dio fin a casi 14 años del Gobierno de Morales, como reclama el propio exmandatario.

Pese a todo este panorama, México destacó que su representación en Bolivia seguirá operando con normalidad y no ha anunciado ningún tipo de represalia y, por el contrario, "se utilizarán las vías diplomáticas para encontrar acuerdos y soluciones", según la Cancillería mexicana.

Sin embargo, la semana pasada, el Gobierno mexicano detalló que solicitaría medidas cautelares a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de las Naciones Unidas para que cesara en cuanto antes el asedio a las instalaciones diplomáticas en La Paz.

La canciller interina de Bolivia, Karen Longaric, aclaró recientemente que fue precisamente la embajadora mexicana quien pidió mayor refuerzo policial en sus sedes diplomáticas en la ciudad de La Paz.

España responde al gesto "hostil"

Más contundente fue la reacción española, que a las pocas horas del anuncio desde La Paz declaró personas no gratas a tres diplomáticos bolivianos para que salgan del país en 72 horas, "en reciprocidad al gesto hostil" boliviano.

En un comunicado oficial, España exigió que el Gobierno interino de Bolivia "reconduzca y desescale los contenidos de sus afirmaciones y se recupere cuanto antes el buen sentido de confianza y cooperación" entre ambos países.

España, además, "rechaza tajantemente cualquier insinuación sobre una supuesta voluntad de injerencia en los asuntos políticos internos" de Bolivia y aclara que "cualquier afirmación en este sentido" constituye "una calumnia dirigida a dañar" las relaciones bilaterales entre ambos países "con falsas teorías conspiratorias".

Evo Morales, que llegó a Buenos Aires el 12 de diciembre, dos días después de que el peronista Alberto Fernández asumiera la Presidencia de Argentina, y pidiera ser acogido como refugiado, se ha mantenido activo políticamente en su cuenta de Twitter y ha sostenido varias reuniones con líderes de su Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las próximas elecciones en Bolivia. 

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