Este domingo regresaron a El Salvador los cuerpos de Óscar Martínez, de 25 años, y su hija Valeria, de 23 meses, cuyos cuerpos sin vida flotando en el río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos, han dado la vuelta al mundo en una icónica imagen símbolo de la tragedia de los migrantes que pierden la vida en el trayecto. La niña iba a espaldas de su padre, dentro de su camiseta, lo que no impidió que ambos perecieran.

Óscar y Valeria, muertos hace ya una semana, serán enterrados en el barrio de La Bermeja, en San Salvador. La familia, en particular la viuda y madre de la niña, Tania Ávalos, ya los vela en privado, informa el diario salvadoreño 'Prensa Libre'.

Los dos cadáveres llegaron en la mañana del domingo al país procedentes de Guatemala a través del paso de La Hachadura, en Ahuachapán.

Poco antes de las 9.00 partieron hacia el cementerio de La Bermeja, adonde llegaron a las 11.00 en una carroza fúnebre. En el lugar han estado presentes periodistas nacionales e internacionales, aunque el entierro será un momento íntimo.

El Ministerio de Relaciones Exteriores salvadoreño había informado previamente de que Ávalos había pedido respeto para el luto. Exteriores se ha hecho cargo de los gastos de los traslados a petición de la Casa Presidencial.