El sufrimiento psicológico en el debate de la eutanasia y otras dudas que abre la muerte de la joven Noa Pothoven

El fallecimiento de la joven holandesa, que dejó de comer y de beber, reabre la polémica sobre el derecho a morir.

La joven de 17 años, Noa Pothoven.
La joven de 17 años, Noa Pothoven.
Instagram @noamaestro

El debate del suicidio asistido ha vuelto a reabrirse con la muerte de Noa Pothoven. Aunque su caso no puede considerarse eutanasia, la Ley holandesa de 2002 permite que se pueda pedir y aplicar en situaciones de sufrimiento psicológico insoportable, ya sea practicada por el médico o como ayuda al suicidio, a través de una sustancia preparada por el facultativo y que toma el paciente.

Sin embargo, la clínica holandesa Levenseinde (Fin de Vida, en neerlandés) confirmó este miércoles que la joven de 17 años y víctima de abusos sexuales, murió por "dejar de comer y beber" y no por un proceso de eutanasia como publicaron algunos medios de comunicación.

En un comunicado en respuesta a la prensa que se había hecho eco de la información errónea, la clínica explica que ha sido requerida para que efectuara un pronunciamiento sobre la muerte de Noa, pero subrayó que "debido a las normas de privacidad" no pueden hacer ninguna declaración al respecto.

"Para poner fin a las noticias incorrectas sobre la muerte, nos remitimos a la declaración hecha por amigos de Noa: no murió por eutanasia. Para poner fin a su sufrimiento, dejó de comer y beber", confirmó la clínica, situada en La Haya y a la que esta joven recurrió hace un año y medio para pedir ayuda para morir.

Levenseinde rechazó autorizar la eutanasia para esta joven, que tenía 16 años cuando recurrió a esta clínica para conocer sus posibilidades de poner fin a su vida, y los médicos le pidieron que siguiera con el tratamiento psiquiátrico y que esperara hasta que su cerebro estuviera totalmente desarrollado; es decir, a los 21 años de edad.

Noa falleció el pasado domingo en su casa, rodeada de sus familiares y amigos, tras decidir su suicidio. Había sufrido abusos sexuales entre los 11 y 14 años, lo que provocó la depresión, el trastorno postraumático y la anorexia que padecía, y que le había mantenido enganchada a una sonda con la que se alimentó durante el último año de vida.

Mi lucha ha terminado

"No me voy a andar con rodeos: voy a estar muerta como mucho en diez días. Tras años de lucha, mi lucha ha terminado. Por fin voy a ser liberada de mi sufrimiento porque es insoportable. No me intentéis convencer de que esto no es bueno. Es una decisión bien considerada y definitiva", escribió, en un mensaje en su cuenta de Instragram antes de morir.

En los últimos años, había sido ingresada en tres instituciones de atención a menores, pero según denunció su madre, la niña debía estar "en un centro psiquiátrico, pero hay una larga lista de espera" en este tipo de instituciones en Holanda, lo que impidió que la joven pudiera recibir el tratamiento psiquiátrico que, quizás, la hubiera ayudado a superar sus enfermedades. 

La madre de Pothoven, Lisette, denunció durante años la burocracia para casos como el de su hija y la falta de centros apropiados para tratar a víctimas de abusos sexuales. La joven había estado ingresada seis meses en una institución en la que fue inmovilizada y aislada para que no se lesionara. "Nunca, nunca más volveré a un sitio así. Es inhumano", escribió. Posteriormente, en una clínica para personas con desórdenes alimentarios, fue alimentada con una sonda nasogástrica.

Tras conocer el caso de Noa Pothoven, el papa Francisco afirmó  en un mensaje de Twitter que "la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos" y que la respuesta a la persona que sufre tiene que ser no abandonarla. "La respuesta que hemos de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las personas para devolverles la esperanza", aseguró Francisco en su cuenta en la red social.

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