La investigación sobre Litvinenko enturbia las relaciones bilaterales entre Londres y Moscú

El antiguo agente figura en la lista de adversarios de Putin, como Jodorkovski, Nemtsov o Politkóvskaya, muertos o entre rejas.

Litvinenko fue envenenado con Polonio 210
Una imagen de Litvinenko, antes de su muerte

A la espera de que sea el propio presidente ruso, Vladímir Putin, quien valore el informe británico que le sitúa como posible inductor del asesinato del exagente del KGB Alexánder Litvinenko, la primera reacción salió de boca de la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova. Según sus palabras, el resultado de la investigación llevada a cabo por el juez Robert Owen está "politizado" y busca "mancillar" la imagen de Rusia.


El jefe de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, aseguró que Rusia facilitará "todas las respuestas necesarias a través de los canales diplomáticos". A su juicio, "tales pseudoinvestigaciones, (...) son capaces de envenenar aún más la atmósfera de nuestras relaciones con Londres". Peskov calificó el informe de "broma". "Esto sólo se puede achacar a ese humor británico tan refinado", subrayó.


"No había ninguna razón para esperar que el informe final sobre esta investigación claramente politizada y sin transparencia alguna iba a ser objetivo e imparcial", había señalado Zajárova por la mañana. La portavoz diplomática lamenta además que "esta indagación puramente criminal se haya politizado y haya ensombrecido la atmósfera general de las relaciones entre nuestros dos países".


Andréi Lugovói, que ahora es diputado, tachó de "absurdas" las conclusiones del informe e insiste en su inocencia. "Los resultados de estas supuestas pesquisas vuelven a confirmar la posición antirrusa de Londres y la falta de deseos de los ingleses de establecer la verdadera causa de la muerte de Litvinenko", afirma el principal sospechoso del envenenamiento.


Putin, que apareció en escena hace más de 16 años, echó pronto por tierra los intentos de sus dos predecesores, Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin, de poner fin a la vieja tradición vigente en Rusia y la Unión Soviética de eliminar a los adversarios aniquilándolos físicamente o enviándolos a Siberia. Son muchos los que han acabado entre rejas. El caso más notorio fue el del magnate Mijaíl Jodorkovski, pero no han sido pocos los que, como Alexánder Litvinenko, cayeron envenenados o agujereados por las balas.


El líder opositor, antiguo gobernador de Nizhni-Nóvgorod, exministro y diputado de la Asamblea Local de Yaroslavl Borís Nemtsov fue víctima del último gran asesinato político perpetrado en Rusia. Lo tirotearon por la espalda el 27 de febrero del año pasado junto al Kremlin. Pronto se cumplirá el primer aniversario de su muerte y sus partidarios esperan poder honrar su memoria con una gran manifestación, cuya autorización está todavía en el aire.

"Enemigos del pueblo"

La Justicia rusa sostiene que el crimen está ya esclarecido, pero la familia de Nemtsov lo niega. Se sabe quién apretó el gatillo, el checheno Zaúr Dadáev, pero no quién le ordenó hacerlo. Las sospechas de la oposición extraparlamentaria recaen sobre uno de los colaboradores más fieles de Putin, el jefe de la República de Chechenia, el polémico y despótico Ramzán Kadírov.


Este peculiar personaje ha vuelto a atizar la controversia llamando a los seguidores de Nemtsov "traidores" y "enemigos del pueblo" por criticar la política del Kremlin. Esta misma retórica estalinista fue exhibida en una manifestación en apoyo de Putin pocos días antes de que Nemtsov fuera asesinado.


Otro crimen que conmovió a los demócratas rusos y al mundo fue el que acabó con la vida de Anna Politkóvskaya, reportera del bisemanario 'Nóvaya Gazeta'. Fue acribillada a balazos en el ascensor de su vivienda el 7 de octubre de 2006, cuando preparaba la publicación de un informe sobre las atrocidades cometidas en Chechenia por las fuerzas de seguridad rusas contra civiles inocentes. En junio de 2014 fueron condenadas a distintas penas de cárcel cinco personas, incluido el autor material de los disparos, pero la familia y compañeros de Politkóvskaya creen que los verdaderos culpables no se sentaron en el banquillo.


La activista proderechos humanos Natalia Estemírova conocía bien a Politkóvskaya porque le informaba sobre los abusos de las tropas federales en Chechenia. Casi tres años después de la muerte de la reportera, Estemírova fue secuestrada en su casa de Grozni (Chechenia) por hombres con ropas de camuflaje el 15 de julio de 2009 y su cuerpo fue encontrado sin vida a las pocas horas en una carretera de la vecina Ingushetia. Investigaba secuestros de personas que después desaparecían sin dejar rastro o cuyos cuerpos se encontraban tiempo después. El caso tampoco está esclarecido.


El diputado de la oposición liberal Serguéi Yushenkov fue abatido por sicarios el 17 de abril de 2003 en su casa de Moscú. Al igual que Litvinenko, pertenecía al entorno del magnate fallecido en Londres Borís Berezovski. El entorno de Yushenkov cree que fue asesinado porque recibió pruebas de Litvinenko de la implicación rusa en varios atentados cometidos en el país y atribuidos a extremistas chechenos.


El 31 de agosto de 2008, el periodista opositor Magomed Evlóyev murió de un tiro en la cabeza que le descerrajaron en el interior del vehículo policial que supuestamente le conducía a comisaría. Evlóyev, dueño de una publicación digital opositora, volaba desde Moscú a Ingushetia en el mismo avión que el presidente de la república, Murat Ziázikov. Nada más llegar a la terminal del aeropuerto, Evlóyev fue detenido por un grupo de enmascarados, supuestos agentes de las fuerzas especiales de la Policía. Tras ser asesinado, su cadáver fue arrojado a la calzada.

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