Brahimi tira la toalla en Siria ante el bloqueo de las conversaciones de paz

El mediador internacional para Siria renuncia tras casi dos años de infructuosos esfuerzos.

Sus motivos, la frustración por los bloqueos a negociaciones
El mediadio internacional para Siria renuncia tras casi dos años

Tras casi dos años de infructuosos esfuerzos, Lajdar Brahimi renunció a su puesto como mediador internacional para Siria, frustrado por el bloqueo de las negociaciones y ante las pocas perspectivas de lograr un acuerdo que ponga fin a una guerra que se ha cobrado ya más de 150.000 vidas.


"Estoy muy triste por dejar este puesto y por dejar Siria en una situación tan mala", dijo un Brahimi visiblemente abatido durante una conferencia de prensa junto al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.


Ban agradeció los esfuerzos del veterano diplomático argelino e indicó que su dimisión será efectiva a partir del 31 de mayo, lo que da un margen a Naciones Unidas y a la Liga Árabe para buscar un nuevo enviado especial.


Los rumores sobre una inminente renuncia de Brahimi han sido constantes desde hace muchos meses, pero se intensificaron especialmente este año cuando el régimen sirio desoyó totalmente sus llamamientos y convocó para junio unas elecciones presidenciales en las que se espera la reelección de Bachar al Asad.


Brahimi había advertido de que la convocatoria de los comicios en la situación actual terminaría con cualquier esperanza de lograr la paz en el marco del proceso de Ginebra y había señalado, por tanto, que si Damasco seguía adelante con ellos su papel ya no tenía sentido.


Casualmente o no, su renuncia se anunció oficialmente este martes, dos días después de que Siria abriese oficialmente la campaña electoral.


Brahimi fue nombrado enviado especial para Siria en agosto de 2012 tras la renuncia del ex secretario general de la ONU Kofi Annan, y sus gestiones permitieron durante un tiempo alumbrar esperanzas de lograr la paz.


Bajo su dirección, el Gobierno y la oposición se sentaron a negociar en Ginebra en dos ocasiones, pero el proceso apenas logró avances más allá de un alto el fuego temporal en la ciudad de Homs, uno de los bastiones de los sublevados, que esta semana ha vuelto a quedar bajo control de las fuerzas de Al Asad.


Ban alabó la "paciencia y la capacidad" demostradas por Brahimi y reconoció que se ha enfrentado a "situaciones imposibles" y a un país y una región "irremediablemente divididos" sobre cómo poner fin a la lucha.


El secretario general de la ONU lamentó que "las partes, especialmente el Gobierno, se hayan mostrado reticentes a aprovechar la oportunidad" planteada por Brahimi para resolver la crisis en el marco de Ginebra.


Ban reiteró su llamamiento a todas las facciones para que muestren "sabiduría y sentido de la responsabilidad" y permitan encontrar "una salida a esta pesadilla".


"Excepto en las armas químicas y algún avance en la asistencia humanitaria, no hemos logrado ningún progreso, particularmente en una solución política", lamentó el diplomático coreano, que acusó a las dos partes de "haber fallado" a los llamamientos de la comunidad internacional.


Ban, al mismo tiempo, subrayó que todos los responsables deben responder ante la Justicia de "los terribles crímenes que se han cometido" en Siria.


Preguntado por quién reemplazará a Brahimi, Ban aseguró que es algo que aún no está decidido y pidió tiempo para reflexionar.


"Por ahora, tengo que pensar sobre quién sería la persona adecuada", señaló el secretario general.


Entre los nombres barajados suena especialmente el del exministro de Asuntos Exteriores de Túnez Kamel Morjane.


Pese a que la situación en Siria no ha dejado de deteriorarse desde que el conflicto estalló hace más de tres años, Brahimi mantuvo hoy su habitual carácter optimista y se mostró convencido de que "la crisis terminará".


La cuestión, aseguró, es saber "cuántos muertos" y "cuánta destrucción" se van a permitir antes de que "Siria pueda convertirse en una nueva Siria".


Siria se halla sumida en un conflicto que dura ya más de tres años y que ha causado más de 150.000 fallecidos desde su inicio a mediados de marzo de 2011, según las últimas cifras difundidas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.