Elecciones en Venezuela

El reto de luchar en Venezuela con el mito de Chávez

La oposición confía en Capriles por segunda vez en seis meses.

Capriles intentará luchar contra Maduro
El reto de luchar con el mito de Chávez
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Venezuela lanzó el disparo de salida de la segunda elección presidencial en seis meses. Después de la muerte de Hugo Chávez, el Consejo Nacional Electoral (CNE) abrió el plazo para presentar candidaturas a los comicios que se celebrarán el 14 de abril. El presidente encargado, Nicolás Maduro, formaliza la inscripción este domingo mientras que su previsible rival, el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, afrontaba el sábado un dilema después de recibir la oferta de la oposición para que sea su aspirante. Está casi obligado a aceptarla, pese a que a priori parece destinado a sufrir una segunda derrota en las urnas que podría quemar definitivamente sus aspiraciones de llegar al palacio de Miraflores.


Si en la maquinaria chavista hay fisuras, están bien aparcadas con el convencimiento de que actuar como una piña, junto a la invocación de la ya mítica figura de su fallecido líder, les permitirá afrontar la cita electoral «sin miedo», como dijo Maduro en su investidura. Además, para que no haya dudas de que el proyecto bolivariano permanecerá si triunfa el elegido de Chávez, desde el Gobierno 'encargado' se aseguró este sábado que «las reivindicaciones sociales seguirán siendo la prioridad» del chavismo.


Según el ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, la hegemonía del poder popular determinará la propiedad social, la adecuada distribución de la renta petrolera, los programas sociales para el bienestar del pueblo, el reforzamiento de los valores de la nueva ética y la solidaridad. «Vamos a construir el socialismo en este país. Con nuestras características, en base a nuestras realidades, y todo eso se construye con la acción del Gobierno día a día», avanzó Ramírez. Sin duda la mejora de la economía, controlando la inflación y haciendo frente a la escasez alimentaria, será uno de los retos que deberá atender el futuro Ejecutivo.


El panorama se presenta mucho más complejo para la oposición. Sin tiempo de volver a convocar unas primarias para elegir candidato, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) hizo lo más razonable: ofrecer a Capriles enfrentarse al abanderado oficialista. La corta campaña electoral, 10 días entre el 2 y el 11 de abril, tampoco dará margen para muchas veleidades. De ahí que los partidos opositores confíen en la remontada que ya experimentó Capriles el pasado 7 de octubre al lograr más de 6 millones de votos. Un récord, aunque insuficiente frente a Chávez.

Dudas de Capriles

El gobernador de Miranda, decidía este sábado que hacer con la patata caliente. Si la acepta, parece predestinado a perder. En ese momento los ánimos todavía estarán encendidos e insuflados de ardor chavista. Si no lo hace pareciera que renuncia a liderar el antichavismo, al tiempo que daría vía libre a otros líderes conservadores que ansían el liderazgo de la derecha.


Calixto Ortega, diputado al Parlamento Latinoamericano (Parlatino), apuntaba que la MUD le «está obligando» a aceptar «y él se está negando porque sabe que va a recibir una derrota aplastante» que «lo descalificaría por los siglos de los siglos para optar nuevamente a una candidatura presidencial. Él prefiere reservarse para ver si dentro de 20, 30 ó 40 años tiene alguna oportunidad».


Según Ortega, «hay otros que quieren ser candidatos, sabiendo que no tienen ninguna posibilidad, pero que creen que de esa manera se van a posicionar políticamente como una entidad de mayor fuerza».


La composición de la MUD es muy plural. Se remonta al 2008 y la integran una treintena de partidos y movimientos de los que el chavismo llama la «oligarquía» y los «escuálidos». Su tendencia es de centro pero el abanico va del centro izquierda al centro derecha. Surgió tras entender que solo con una candidatura única podrían frenar a Chávez y recuperar Venezuela a la «democracia». Defienden la separación de poderes, la libre empresa, la inversión privada nacional y extranjera, mayores libertades de expresión e información.


Arrancan esta contienda denunciando la inconstitucionalidad de la candidatura de Maduro, que participará como presidente en ejercicio con todas las ventajas que eso implica de utilización de toda la maquinaria estatal gracias a sendas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia. Es lo menos malo que les puede ocurrir porque de haber boicoteado la consulta serían acusados de torpedear el juego democrático. Al final, todo es del color del cristal con que se mira.