Túnez

El entierro del opositor tunecino se convierte en un clamor contra el Gobierno

El principal sindicato y los partidos de la oposición convocaron una huelga general coincidiendo con el entierro de Chukri Bel Aid.

Numerosas personas acudieron al funeral de Bel Aid
El entierro del opositor tunecino se convierte en un clamor contra el Gobierno
EFE

El multitudinario entierro del político opositor tunecino Chukri Bel Aid, asesinado el pasado miércoles, se convirtió este viernes en la capital y en numerosas ciudades de Túnez en un clamor popular contra la violencia política y el Gobierno de transición, encabezado por el partido islamista Al Nahda.


Desde primeras horas de la mañana, miles de personas se acercaron al Centro Cultural del barrio de Yebel Yulud, de donde salió el féretro de Bel Aid a las 11.30, hora local (10.30 GMT), y siguieron el cortejo fúnebre hasta el cementerio de El Yelez, donde fue enterrado cinco horas después.


A pesar de la lluvia y de los gases lacrimógenos que a la entrada del cementerio disparaban las fuerzas antidisturbios contra grupos de jóvenes que quemaron varios vehículos, la multitud permaneció esperando a Chukri Bel Aid, para darle el último adiós mientras entonaban el himno nacional de Túnez y pedían la caída del Ejecutivo.


"El pueblo quiere la caída del régimen", "Queremos pan, queremos agua, no queremos a (Rachid) Ganuchi", líder de Al Nahda, o "Ganuchi, asesino", fueron algunos de los gritos repetidos por quienes participaron en el sepelio.


Según unas declaraciones del portavoz del Ministerio de Interior, Jaled Trush a la televisión estatal, la Policía se vio obligada a actuar contra un "grupo de violentos que han intentado atacar varios vehículos y comercios".


El principal sindicato del país, la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), y los partidos de la oposición convocaron este viernes una jornada de huelga general coincidiendo con el entierro de Bel Aid.


Estas agrupaciones responsabilizan al Ejecutivo y a Al Nahda de la violencia política, cuya última víctima ha sido Bel Aid, líder del Partido de los Patriotas Demócratas Unificado y coordinador de la plataforma de izquierda Frente Popular.


Varias fuentes locales y medios tunecinos han informado también de concentraciones en solidaridad con el activista asesinado en varias ciudades del país.


La jornada fue declarada día de luto nacional y todos los periódicos rindieron este viernes homenaje al difunto líder opositor, cuyo activismo político comenzó en sus años de estudiante en la facultad de Derecho.


Bancos, comercios, supermercados, bares y restaurantes han cerrado sus puertas en respuesta a la convocatoria de huelga general, en una jornada en la que también ha destacado el silencio de los representantes del gobierno, que no han hecho declaraciones públicas ni han estado presentes en la ceremonia.


Ante la ola de indignación que estalló en el país tras conocerse el asesinato de Bel Aid, el primer ministro tunecino, Hamadi Yabali (a la sazón miembro de Al Nahda), prometió la noche del miércoles en un discurso a la nación la creación de un gobierno tecnócrata para salir de la crisis y celebrar elecciones lo antes posible.


Yabali volvió a insistir este viernes en un breve discurso, en su decisión de formar un nuevo equipo de gobierno, a pesar de que ayer los dirigentes de Al Nahda lo desacreditaron y lo acusaron de no haber consultado con el partido ni con los socios del ejecutivo antes de anunciar su propuesta.


"Estoy convencido de que (el gobierno de tecnócratas) es la mejor solución para nuestra situación, pues está al servicio de Tunez y de todos los partidos (...) estoy convencido de que esta decisión evita más tensión", dijo Yabali.


Durante el funeral algunos simpatizantes y votantes de Al Nahda mostraron su indignación con el partido por su actuación en los últimos meses y durante la crisis.


"Este asesinato no tenía que haber ocurrido, es el colofón de una escalada de violencia", dijo a Efe Abderrahim Sherif para quien "el partido no ha permitido a Yabali solucionar la crisis y ha dejado el país sumido en la incertidumbre".


En el centro de la capital tunecina la Policía ha empleado gases lacrimógenos para impedir las concentraciones de manifestantes poco después del entierro del Bel Aid.


Los accesos del Parlamento, de la sede del ministerio del Interior y los de algunas embajadas, como la francesa, han sido cerrados y reforzados con doble alambrada de espino.


Misiones diplomáticas, como la española, han pedido a los ciudadanos que eviten las zonas del centro donde se suelen producir enfrentamientos entre manifestantes y agentes antidisturbios.


En el muro blanco del Centro Cultural de Yebel Yulud, un grafiti negro de un bigote y un lunar recuerda a Bel Aid, a quien los medios tunecinos han querido recordar como un hombre de diálogo que creía en un Túnez plural.