Fin a la transición en Somalia

Hassan Sheikh Mohamed, nuevo presidente de Somalia

El académico y activista se impuso al actual presidente de Somalia en la tercera votación a pesar de que los expertos no le daban opciones de llegar a ellas.

El opositor Hassan Sheikh Mohamed fue este lunes elegido por sorpresa nuevo presidente de Somalia por el nuevo Parlamento somalí para un mandato de cuatro años, lo que pone fin a la transición política iniciada en 2004 con apoyo de la ONU.


Mohamed, un académico y activista de la sociedad civil que fundó el pasado año el Partido de la Paz y el Desarrollo, se impuso en la votación final al actual presidente somalí, Sharif Sheikh Ahmed, quien partía como gran favorito.


El opositor obtuvo 190 votos, frente a los 79 que consiguió Ahmed, quien encabezaba el Gobierno Federal de Transición (GFT) somalí desde 2009.


Mohamed protagonizó la gran sorpresa del proceso al imponer en la tercera y definitiva votación, ya que los expertos no le atribuían opciones de llegar tan lejos.


El acto, en el que participaron 271 parlamentarios, tuvo lugar en una academia de policía de Mogadiscio bajo fuertes medidas de seguridad.


Aunque, en un principio, la fecha designada para la designación del presidente era el pasado 20 de agosto, los actores implicados en el proceso no cumplieron el plazo y establecieron que fuera este lunes la nueva fecha límite.


Los diputados, responsables de la designación del nuevo presidente, fueron nombrados el mes pasado por un grupo de 135 líderes tradicionales, que, según la Oficina Política de la ONU para Somalia (UNPOS), representan a todos los clanes del país.


Ese método de representación, supervisado y aprobado por la ONU, sustituye a unas elecciones democráticas, ya que la situación de seguridad no permite la realización de comicios creíbles, aunque se espera que en cuatro años pueda haber votaciones democráticas.


En la actualidad, las tropas de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), en coordinación con el Ejército de Somalia, el de Etiopía y milicias progubernamentales, avanzan hacia la ciudad de Kismayo (sur), bastión de los radicales islámicos de Al Shabab.


Al Shabab, que el pasado febrero anunció su unión formal con la red terrorista Al Qaeda, combate desde 2006 (aunque no en su actual formato) al Gobierno somalí y las tropas aliadas con el fin de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en la zona.


Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.