Bodega Edra

La garnacha gris también existe

Además de garnacha tinta y de garnacha blanca, hay una variedad de garnacha gris que casi nadie conoce y que está prácticamente extinguida. De una viña de poco más de dos hectáreas que queda en el Bajo Aragón, han hecho un vino muy curioso y original, casi casi una pieza de colección.

Los protagonistas de la presentación del vino Edra Garnacha Gris en Zaragoza
La garnacha gris también existe
ALMOZARA

Hace unos días tuvo lugar en Zaragoza la presentación de un vino elaborado con una variedad prácticamente inédita: la garnacha gris. El gerente de la bodega de Ayerbe Edra, Alejandro Ascaso, es el artífice de esta curiosidad enológica y él mismo lo dio a conocer y a catar a buenos aficionados al vino que se dieron cita en el establecimiento zaragozano La Taberna del Curato. Y es que el titular de este local, el sumiller Luis Velilla, también ha participado en la gestación del vino. Su tío, José Luis Marín, un agricultor de Lécera, es el propietario de las viejas cepas en las que se cría esta variedad de uva que, por su color tan característico, es conocida en algunas partes como uva de Ateca o de 'color de muerto'.


El caso es que Alejandro Ascaso contactó con el sumiller y con el agricultor y decidieron vinificar las uvas en su bodega de Ayerbe. El resultado es un vino exquisitamente original, una pieza de colección que nada tiene que ver con los vinos que se hacen con garnacha tinta o blanca.


En la copa, presenta un color más bien rosado pálido, con tonos cobrizos y amielados. Si hemos de asemejarlo a algún tipo, estaría más cerca del 'rosé' francés –con tonalidad de piel de cebolla– que del rosado o claretes nacionales.


En nariz predominan unas notas cítricas poco habituales en los vinos de estas latitudes, con referencias a mandarinas, a naranjas sanguinas y a pomelos. Toda la frescura de esas frutas aparece y se extiende por toda la boca, dejando una sensación de alegre juventud y de autenticidad. Es un vino de aperitivo y de tapeo más que de sentarse a la mesa, una 'rara avis' para disfrutar en momentos puntuales, que acompaña muy bien con unas anchoas salmueras o con quesos potentes y sabrosos. Todo un descubrimiento con una tirada muy limitada. Se puede degustar en La Taberna del Curato, en Bruno Solano, 14, esquina con Ram de Viu.






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