El llanto de un bebé volverá a sonar en la iglesia de Balluncar

Valeria recibirá las aguas bautismales en el templo de la localidad, adscrita a Almazán, y que no registra este tipo de eventos desde hace 25 años.

Valeria junto a sus padres.
Valeria junto a sus padres.
Francisco García Gil / Fotoestudio Láinez

La llegada de un bebé siempre es una buena noticia. Y en tiempos en los que la despoblación llena las páginas de los periódicos y protagoniza conversaciones de bar, que ésta sea en el medio rural se convierte casi en un acontecimiento.

La pequeña Valeria, de seis meses, ha ‘revolucionado’, a su manera, la pequeña localidad de Balluncar, perteneciente al término municipal de Almazán, y en la que apenas residen una decena de vecinos. Y sólo uno menor edad, ella.

Por eso su llegada al mundo fue esperada no solo por sus padres, Virginia Redondo y Rodrigo Lapeña, sino también por los residentes en el municipio. "Es un pueblo muy pequeñito y apenas tiene cuatro casas abiertas, una de ellas la de mis suegros, así que la llegada de la niña les ha hecho mucha ilusión. Los vecinos son mayores y están encantados con ella", reconoce la madre de la pequeña, que será bautizada en la tarde del sábado 20.

La pila de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Calatañazor, del siglo XIII, no acoge este sacramento desde hace un cuarto de siglo. 25 años en los que ninguna familia se ha dado cita en el templo para bautizar a uno de sus miembros, algo que Valeria cambiará. El elemento bautismal, muy sencillo, cuenta sólo con una moldura en su borde superior como decoración y fue restaurado recientemente. Desde entonces nadie ha recibido sus aguas. "Don Julián, el párroco de Balluncar, el que viene en las fiestas", será el encargado de administrar el sacramento a la pequeña.

"Mi marido es de allí, y es en Balluncar donde vivimos, por lo que queríamos bautizar a la niña en la iglesia de la localidad", explica Virginia, que está "contenta" de que haya presencia infantil en el medio rural. "Aunque estamos muy cerquita de Almazán el barrio se ha ido quedando con muy pocos vecinos y es importante que no se quede deshabitado y, si puede ser, que haya niños", añade.

Será, seguro, un acto emotivo y lleno de significado no solo para la familia sino también para todo un pueblo.

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